Los únicos privilegiados

Cada momento de la historia se caracteriza por quienes son los privilegiados. Siempre hubo privilegiados. Siempre hubo pobres. Siempre hubo ricos. Pero que no se hable de pobres, sino de empobrecidos. Pobres es un ser. Es una identidad.  Empobrecidos es el resultado de un proceso. No es un ser. Es un estar. En situación de pobreza fue la cobarde sustitución del sujeto por la situación.
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Por Alfredo Grande

(APe).- Cada momento de la historia se caracteriza por quienes son los únicos privilegiados. Siempre hubo privilegiados. Siempre hubo pobres. Siempre hubo ricos. El siempre es el triunfo del sentido común reaccionario. Es el siempre de una eternidad inmutable. Siempre igual a sí misma. La eterna repetición de lo mismo.  Heráclito congelado en un frizer. Donde será condenado a bañarse siempre en el mismo río. Mientras Parménides disfruta de su eterno momento de gloria eterna. Siempre.

Al axioma político de que los únicos privilegiados son los niños, Menem introdujo un cambio sustancial:  los niños ricos que tienen tristeza, los niños pobres que tienen hambre.  He intentado que no se hable de pobres, sino de empobrecidos. Pobres alude a un ser. Son pobres. Es una identidad.  Empobrecidos es el resultado de un proceso. No es un ser. Es un estar.  Ni se me ocurre decir que los empobrecidos son personas en situación de pobreza. Fue la cobarde sustitución del sujeto por la situación Un contexto borrando a un texto. Una situación borrando al sujeto. Los empobrecidos son la antítesis de los privilegiados de hoy. Que los hay. Y pocos, porque los privilegios no se desparraman. Es la esencia del privilegio. La nueva nobleza a pesar de que la asamblea del año trece la había abolido. La fantasía delirante de que el capitalismo es producción y de que el justicialismo es distribución. Una versión canallesca del fifty/fifty.

Justamente el proceso productivo definitivamente tercerizado y automatizado, es la cuna de todos los privilegios. Por qué los “hamburguesados” (al decir de Tévez), también son una producción. Burgués se nace, pero también se hace. Alguna vez se habló de los nuevos ricos. Los nuevos burgueses. Pero no hay nuevos proletarios. Hay nuevos empobrecidos y nuevos indigentes, que son empobrecidos al extremo de la supervivencia.

La lucha de clases, que el peronismo intentó desterrar, se define, en otros términos. Quizá sea el único siempre en el que creo. Siempre habrá lucha de clases. La lucha de clases nunca termina, le dije una vez a ese inmenso luchador que fue, que es, Ariel Bignami.

Hoy la lucha de clases no cotiza. Cotiza la masacre de clases. Algunos llaman a esto anarco capitalismo. O sea; para el capitalismo el Estado puede ser un obstáculo. El Estado de Bienestar lo es. ¿Por qué no crear un Estado de Malestar? Milei lo hizo. Pero no solo. Ha recorrido un largo camino ya. Muchas y muchos que hoy lo vituperan, han sido artífices de su nada gloriosa llegada.

Quizá finalmente no convenga hablar de capitalismo.  Llamarlo tecno feudalismo no oscurece, sino que a mi criterio algo aclara. Los privilegiados son los tecno feudales. El resto del mundo es población excedentaria. La lucha de clases está redefinida entre tecno feudales y población excedentaria.  Los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco. Entre los muchos que tienen poco, demasiado poco, están los niños que tienen “hambres”. De comida, salud, educación, vivienda, alegría, presente y futuro.

Lo sepamos o no, estamos en una guerra no declarada como tal. Ya ni el amor ni la guerra se declaran. Pero se traducen no en discursos de odio, sino en actos de crueldad.

Si Dios vomita a los tibios, hoy necesita toneladas de reliverán. Los tibios son los cómplices necesarios de los tecno feudales. Se venden al mejor o peor postor. Pero su esencia es venderse. Es hermoso que en este momento de mi vida mi identidad autopercibida sea la de combatiente. La batalla cultural contra todas las formas de la cultura represora es necesaria. Y para eso ni la queja, ni la protesta alcanzan.  Distintas formas de combate son necesarias.

El hilo entre la niñez y la vejez no debe ser cortado. Y como creo que fue cortado, debe ser unido nuevamente. Por eso tengo un sueño posible que es “excedentarios del mundo uníos”. Horrible consigna. Pero una realidad necesaria.

Venceremos.


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