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Por Carlos Del Frade
(APe).- -Necesitamos construir una historia diferente, no podemos construir desde el dolor y la muerte. Nos sentimos impotentes porque día a día nos esforzamos para formar a nuestros hijos de cara a un futuro mejor y todo ese trabajo es destruido por una bala. Necesitamos que los gobiernos nos ayuden a construir algo mejor, nuestras futuras generaciones se merecen eso – dijo una maestra despidiendo a Ticiana Espósito, la chica de catorce años que fue asesinada el lunes 10 de septiembre de 2020 en la zona oeste rosarina, geografía disputada por cuatro bandas distintas y coordinadas desde el interior del penal de Piñero, muy cerquita de la ex ciudad obrera. La bala la mató mientras lavaba los platos en su casa.
La docente agregó: “Estoy destrozada, esta es una experiencia triste que sólo genera impotencia por la muerte de alguien que tenía todo el mundo por delante. Hemos sido testigos de su crecimiento, de sus sueños, de sus proyectos porque ella venía a la escuela desde la salita de 3 años”.
Ya no hay más lugar para los sueños de Ticiana.
El proyectil nueve milímetros que le dio en la frente forma parte de dos negocios sólidos desde hace décadas como son el contrabando de armas y el narcotráfico.
Una mamá de un compañero de Ticiana sostuvo: “Quiero decirles a los chicos que les dejaremos un mundo mejor, pero no tengo cómo hacerlo. Quiero algo mejor para ellos. Le damos lo mejor en nuestras casas, en la escuela, pero esto nos hace dudar de todo. ¿Qué mal estamos haciendo? No podemos estar perdiendo a nuestros chicos como perdimos a Ticiana que pasó a ser parte de una trágica estadística”.
“El crimen de la adolescente Ticiana Espósito, quien la noche del lunes recibió un disparo en la cabeza mientras lavaba los platos en su vivienda de Magallanes al 2700, parece haber tenido una rápida respuesta de los investigadores policiales. Entre el momento del fatal ataque y la noche de ayer se produjeron cuatro detenciones. Huellas dactilares extraídas de una botella de cerveza abandonada por los tiradores y datos aportados por uno de los primeros apresados fueron los principales elementos con los que contaron los pesquisas para llegar a los supuestos criminales y a un taxista que los habría sacado del lugar tras el ataque”, dijeron los medios.
“Trágica estadística”, decía la mamá del compañero de Ticiana.
Estadística que lleva 150 muertes de forma violenta en lo que va de 2020, más que la pandemia del Covid en estos atribulados y saqueados arrabales del mundo.
Para los investigadores el asesinato de Ticiana es consecuencia de la orden que dio un ex proveedor de drogas de las principales bandas en disputa, Los Monos y el clan Alvarado, hoy preso en el penal de Piñero, apodado como “el Peruano”.
Hasta se dan detalles de la inversión para matar: 200 mil pesos para quienes debían asesinar a un sicario de nombre Facundo y 10 mil pesos para que un taxista trasportara a la gavilla.
Ticiana Espósito tenía solamente catorce años y soñaba con un presente distinto en Rosario.
Mabel y Ticiana
Mabel Ríos es una docente comprometida con las pibas y los pibes.
Sus testimonios, emergentes de la afectuosa atención que le prodiga a las chicas y los chicos, siempre alertan sobre los saqueos que van sufriendo como consecuencia de los negocios ilegales del sistema.
Ella fue la que alguna vez nos dijo que las chicas ya no querían ser botineras, sino narqueras.
Fue maestra de Ticiana en cuarto grado en la escuela de “Nuestra Señora de la Rocca”, de carisma escalabriniano, ubicada en Camilo Aldao y Cerrito, en “el lejano oeste rosarino”, como bien dice.
Cuenta que Ticiana formaba parte de la infancia escalabriniana y que era una hermosa niña, llena de sueños y esperanzas.
Recuerda los sábados compartidos, las charlas, los mates, los juegos y la preparación para el servicio en la liturgia que hacía con tanta alegría.
-Siempre se acercaba con una sonrisa, un beso y un abrazo. Era muy dulce. La familia es excelente. Siempre estuvieron junto a Ticiana y la escuela. Enterarme de su muerte fue muy duro. Tengo una sensación amarga de injusticia. ¿Por qué tiene que pagar un ser tan inocente esta inseguridad? – se pregunta Mabel.
El martes la gente se convocó de manera espontánea a las puertas de la escuela, todo el barrio estaba allí para acompañar a sus padres.
-Las imágenes eran desgarradoras, flores, fotos, dibujos, la imagen de la virgen de La Rocca, llantos, aplausos, silencios, profundos silencios, todos recordaron a Ticiana. A esa nena de ojos brillantes y sonrisa dulce que transmitía paz y alegría. Así era y así la vamos a recordar siempre -terminó diciendo Mabel Ríos, una de las tantas maestras atentas de las vidas, los sueños y las esperanzas de pibes y pibas de los barrios rosarinos.
Matriz perversa
De acuerdo a los datos oficiales, hay una matriz perversa que se volvió contundente desde 2014 a 2020.
El 65 por ciento de los homicidios son planificados, de acuerdo a las investigaciones judiciales.
El 74,4 por ciento de los asesinatos se hace con armas de fuego, esas que son más fáciles de conseguir que un puesto de trabajo en los barrios rosarinos.
Casi el 80 por ciento de los crímenes se cometen en la vía pública y solamente el 6,2 por ciento están vinculados a una ocasión de robo.
Pero el drama mayor es la edad de las víctimas: el 61,3 por ciento son chicas y muchachos entre los 15 y los 35 años.
Y el segmento más castigado, en el departamento Rosario, son las pibas y los pibes entre los 25 y 29 años, el 22,5 por ciento de los casos.
“Trágica estadística”, como bien decía la mamá entrevistada por los medios de comunicación regionales.
Ticiana, con sus catorce años, marca la expansión de la mancha asesina.
No se trata de un castigo de dioses malignos ensañados con Rosario.
Es la consecuencia de negocios impunes desde hace décadas y que preceden al terrorismo de estado.
Edición: 4.082
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