Los pobres inocentes

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Por Miguel A. Semán

(APe).- La madre de Naira Luna recibe una Tarjeta social de 120 pesos al mes. Su ex pareja le arrima otros 100 y con eso tiene que arreglárselas para darle de comer a sus siete hijos. Pese a todo, dice la madre, Naira comía bien, ella le daba el pecho y la mamadera y hasta el martes no había notado que estuviera enferma.

 

El martes se dio cuenta de que había perdido color y la llevó al microhospital de Albardón, desde donde fue derivada al Hospital de Niños Carlos Navarro, provincia de San Juan. Allí la internaron en la Unidad de terapia intermedia pediátrica y falleció a la 1 de la madrugada del miércoles.

La madre, de 28 años, dice que a sus hijos nunca les ha faltado nada. La beba de 4 meses se descompensó pocas horas antes de internarla. Los médicos, o los encargados de prensa del hospital, sostienen que llegó desnutrida, deshidratada y con infecciones generalizadas y denunciaron el caso ante la justicia para evitarse eventuales sanciones de cualquier tipo.

Ante un caso similar ocurrido en Calingasta en enero de 2008 la justicia debió investigar también la posible responsabilidad de los padres en la muerte de un bebé de dos meses. Su conducta negligente, dijeron desde el hospital, podría encuadrar dentro del tipo penal del homicidio culposo.

Ahora la justicia correccional, a la que el sistema represivo le encarga la investigación de las pequeñas causas y sus efectos, ordenará a los peritos el análisis minucioso de las vísceras de Nadia para averiguar si la beba murió de hambre, desamor o desidia. Tal vez en poco tiempo el juez esté en condiciones de dictar una sentencia que reparta la resaca de culpa entre pobres inocentes.

Los médicos para eludir responsabilidades no dudan en señalar a los padres como negligentes absolutos y autores culposos de la muerte de sus hijos. A su vez los padres señalan a los médicos como causantes inmediatos de las muertes más injustas de la tierra. Una vez más el sistema penal al servicio de lo injusto.

Los pobres son invisibles hasta que la culpa los vuelve concretos. Sea por dolo o negligencia lo que importa es encuadrar sus tipos en el marco del delito y si no da, estirar o achicar el marco hasta que coincida. Ellos, portadores de todos los tipos penales que existen o existirán, no podían dejar de ser responsables de la muerte por desnutrición de sus hijos. Tampoco de su propia miseria y de su analfabetismo.

En el país de las culpas chicas sólo cumplen condena los pobres inocentes.

Edición: 1536


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