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Por Carlos Del Frade
(APe).- -Cuando el Harry vea uno de estos móviles le tiene que temblar la pera – dijo el jefe de La Santafesina SA, el comisario Marcelo Villanúa, en marzo de 2018, cuando presentó los nuevos móviles policiales equipados con última tecnología.
"Estábamos acostumbrados a que sean autos de calle, a los cuales se los pintaba oportunamente y así salía el patrullero. Hoy no, todo lo contrario. Fueron rediseñados en su parte estructural. Los inteligentes cuentan con un equipamiento de última tecnología. La tablet militar es el mismo equipamiento que tienen vehículos de guerra, helicópteros y tanques. Son altamente probados para soportar las exigencias del uso que se le va a dar en la calle", afirmó Villanúa, el actual titular de la policía de la provincia de Santa Fe.
La frase de Villanúa, su manera de tildar a los delincuentes, generó una mínima polémica política. En el fondo de su manifestación, en realidad, anidaba uno de los ejes de las llamadas políticas de seguridad: generar miedo a través de la tecnología que venden algunas empresas a los distintos gobiernos provinciales que, previamente, tienen la declaración de emergencia en seguridad para que esas compras no pasen por la supervisión legislativa.
Tecnología para meter miedo. Esa es la síntesis del pensamiento de Villanúa.
Dos meses después de la frase, en los barrios rosarinos, los móviles comenzaron a moverse con una definida inteligencia: atropellar a pibes pobres.
Cuenta una abogada lúcida, sensible y con alto compromiso social: “Gastón Fleitas tenía 18 años. Vivía con su mamá y su hermano en Villa Banana. Desde muy pibe lo conocíamos porque participaba en el taller de carpintería "Pura Lija" de la organización social Causa. Le decían Monito. En febrero de este año se acercó a hablar conmigo el hermano, Leandro, y me comentó que personal del Comando Radioeléctrico de Rosario lo había atropellado en la esquina de la casa de su abuela, en Gálvez y Río de Janeiro. Leandro y Gastón estuvieron con su abuela esa tarde hasta que Gastón le pidió la moto a Leandro para ir a lo de su mamá, que queda a unas cuadras, a bañarse. Al salir de la casa subió al vehículo de su hermano y haciendo tan sólo 20 metros, aparece sorpresivamente una camioneta negra de la policía la cual, según aseguran los testigos, había esquivado a una pareja que venía con su bebé en una moto, y lo arrolla al Monito.
“Gastón Fleitas nunca más despertó. La moto de su hermano quedó totalmente destruida al igual que la cabeza, el rostro y las extremidades del joven. La pareja, que milagrosamente fue esquivada, ayudó a levantar los restos de la masa encefálica de la víctima que se encontraban esparcidos por el precario pavimento de la villa. El conductor del móvil quedó varios minutos dentro del vehículo hasta que se constituyeron en el lugar otros policías. Al bajar de la camioneta uno de ellos arrancó la patente de la chata. El uniformado se agarraba la cabeza con gestos de desesperación. La mujer que lo acompañaba se comportaba muy agresiva e insultaba a los familiares que indignados se acercaron. La madre de Gastón, Mariela suplicó a los policías que llevaran a su hijo al hospital más cercano. Ante ello los policías que lo arrollaron no reaccionaron. Sólo levantaron la moto de Leandro y se retiraron cuando llegaron los trabajadores de prensa. A Gastón lo llevo otro móvil policial que apareció en el lugar después del choque. Lo llevaron al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, donde murió esta semana (primeros días de mayo de 2018) tres meses después de la fatídica negligencia policial”, cuenta la profesional”.
Nadie del gobierno se acercó a hablar con la mamá del Monito.
El caso fue denunciado como un hecho más de violencia y abuso policial, uno más de la triste y perversa historia de la policía de la provincia de Santa Fe.
Sin embargo, desde alguna fiscalía, lo consideraron un caso menor y lo derivaron al área de tránsito. Los testigos nunca fueron citados a declarar.
No hay imputados ni responsables penales o civiles.
Tampoco es el primer caso de muerte como consecuencia de un atropello de parte de un móvil policial contra un pibe de barrio empobrecido.
Aquella frase del jefe de la policía provincial de Santa Fe que advertía que al “Harry le va a temblar la pera”, terminó siendo una amenaza contra los pibes ya marcados por el saqueo estructural.
Porque mientras los homicidios crecen, aumentan los integrantes de la policía detenidos por formar parte de bandas narcos o torturar bibliotecarias en comisarías o muchachos en seccionales, los móviles inteligentes, dotados con tecnología militar, ahora parecen centrarse en correr y atropellar a los habitantes de las villas.
El comisario Villanúa debe sentirse orgulloso.
El objetivo de los nuevos móviles, una vez más, parece ser el enemigo histórico del sistema, los pibes desesperados de los barrios estragados.
Fuente: Diario “Uno de Santa Fe”, martes 13 de marzo de 2018 – testimonio de la abogada Analía Abreu tomado por este cronista.
Edición: 3609
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