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Por Carlos del Frade
(APE).- El gobierno de la provincia de Santa Fe se ufana de las inversiones millonarias que las grandes multinacionales hacen en el territorio. Hasta el propio gobernador anuncia los números desde las sedes comerciales de las empresas, como si fuera un gerente de relaciones públicas de las aceiteras.
Miles de millones de dólares ingresan al segundo estado argentino y dibujan las sonrisas de los funcionarios que aplastan críticas en los grandes medios de comunicación con abultadas pautas publicitarias oficiales.
Santa Fe, el mejor lugar para invertir, repite la consigna.
La fiesta de pocos quiere imponerse como ánimo al talle de cada santafesino.
Pero en la ciudad capital de la provincia, allí donde reside la casa gris, por el color que tiñe las paredes del edificio donde está el gobierno santafesino, los pibes no tienen la suerte de vestirse con los trajes de la fiesta privada que anuncia el gobernador.
El Movimiento Los Sin Techo, que lidera el sacerdote Atilio Rosso, acaba de informar que seis de cada diez chicos son pobres e indigentes en la ciudad capital del principal estado exportador de la Argentina del tercer milenio.
Y agrega en su investigación que por día, 33 pibes ingresan a la indigencia.
Semejante migración cotidiana hacia el agujero negro de las necesidades básicas no cubiertas se produce a cuadras de la Casa Gris, a metros de la sede del gobierno que celebra los miles de millones de dólares que algunos exportan y pocos recaudan.
Mientras las principales veinticinco empresas radicadas en Santa Fe facturan millones de pesos cada veinticuatro horas, treinta y tres pibes se quedan sin comida, casa, vestimenta o educación.
Pero el gobierno de la provincia repite la maravilla de vivir allí. Y lo hace desde los salones de Dreyfuss o Cargill, mientras que en la ciudad capital, los chicos apuestan que la pelota que patean cuando pueden les permita celebrar algún gol que aunque sea les sirva para empatarle al saqueo cotidiano.
“El bienestar de los pobres está desenganchado del crecimiento y mejoras globales de la ciudad. Su situación tiene un primer origen en una desigual distribución de los beneficios que llegan a Santa Fe. Un niño indigente no sólo vive en una familia con bajos ingresos, también es un indigente educativo, un indigente sanitario, un indigente digital y un indigente cultural”, dice el documento de Los Sin Techo.
Para la organización, “Santa Fe no debe esperar que los indigentes disminuyan por obra de las políticas económicas, sino que deben diseñarse estrategias para una población que vive y que vivirá durante toda su infancia en familias indigentes. Es necesario atender prioritariamente a estos niños, darles más porque necesitan más educación, más salud y más seriedad en las políticas que pretendan abordarlas”, se esperanzan los redactores del trabajo sabiendo que reman contra la corriente.
“Un colectivo diario de niños indigentes nuevos ingresan a la ciudad cada día, esta situación no se afronta adecuadamente con improvisaciones. La magnitud del problema de la niñez indigente es tal que constituye un problema de Estado, así como la ciudad tiene una política de obras públicas, una política de turismo o una política de refacciones de playas y paseos; también debe darse una política de protección de sus recursos humanos más dañados: los niños indigentes. De otra forma todos sufriremos las consecuencias", advierte el final de la investigación del Movimiento.
El gobierno de la provincia, mientras tanto, celebra la fiesta de unos pocos.
Afuera, sin embargo, hay cada vez más niños en la calle.
Fuente de datos: Diario Castellanos - Rafaela 20-02-06
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