Los chicos del frío

|

Por Sandra Russo

(APE).- El 3 de agosto el frío taladraba la noche de Ushuaia. En la calle Primer Argentino, del barrio Colombo, en una casilla precaria, dormían dos niños, dos primos, de 8 y 10 años. Estaban solos.

La información se limita al reporte de los hechos, no hurga en la historia de esos dos chicos. No se sabe quiénes los había dejado solos, ni por qué. Acaso por eso pareciera que todos los inviernos la misma información se repite. Una información seca, dura, que da el parte sobre algún incendio que en algún sitio del país mató a dos, a tres, a cuatro niños. Niños que dormían solos. En general después se sabe que los padres habían ido a trabajar, y en esos barrios el trabajo no se elige. Como para elegir trabajo.

El 3 de agosto, en plena madrugada, el fuego provocado por el estallido de una garrafa de gas hizo que la historia que ignoramos de esos dos chicos llegara a su fin. Murieron calcinados por las llamas que se descontrolaron y destruyeron su propia casilla y la lindera.

Los bomberos llegaron inmediatamente, pero fue inútil. La casilla ya ardía, con los niños adentro, cuyos cuerpos ennegrecidos fueron hallados juntos, en una habitación, ambos en posición fetal.

El hecho de que esta información se repita cada invierno es algo así como una prueba de que hay niños que están expuestos a esta ruleta rusa. Cuando llega, el frío agrega a las causas de muerte infantil el calcinamiento. Y algo que cada año se repite también en los cables de noticias, es que los niños que corren más peligro en invierno siempre, indefectiblemente, no son los niños que viven en una casa, sino los que viven en una casilla. Esa degeneración de esa palabra, ese estado de precariedad y pobreza que encierra en cada uno de sus sonidos la palabra “casilla”, explica perfectamente que el frío acecha a los chicos pobres.

Fuente de datos: Diario La Voz del Interior - Córdoba 04-08-06


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte