Más resultados
La lucha de clases se configura -además de en muchas otras cosas- en los observados y los observadores. Todas y todos los responsables directos del tráfico y esclavitud de personas para diferentes fines, observan, observan, observan, observan hasta que definen el objetivo. Como cualquier depredador.
Por Alfredo Grande
(APe).- La cultura represora es el gerenciamiento de los secretos. Un gerenciamiento tan eficaz que se pasa de secretos a políticas clandestinas. De politica a delitos planificados generación tras generación. Los ojos del Poder todo lo ver y todo lo distorsionan. El ojo tiene en el panóptico la expresión más abarcativa. Hoy el panóptico es digital, con lo cual, la propuesta de Bentham ha sido superada. Lo que sí quedó fue el concepto de la persona observada que sabe que lo está pero que no puede saber dónde ni cuándo. Y este concepto, en su vertiente tecnológica, está de plena actualidad gracias a la NSA y a Cambridge Analytica.
Además de todas las cosas que es, la desaparición de Loan también es la evidencia de que nos observan (lo observaban) sin que sepamos cuándo ni cómo. O sea: la lucha de clases se configura -además de en muchas otras cosas- en los observados y los observadores. Todas y todos los responsables directos del tráfico y esclavitud de personas para diferentes fines, observan, observan, observan, observan hasta que definen el objetivo. Como cualquier depredador. Lucro que implica mucho más que una libra de carne, como pretendía el mercader de Venecia, según la dramática de Shakespeare.
El depredador en la naturaleza es para su autoconservación. En la cultura represora es para el lucro. No hay nada espontáneo. Las industrias planifican todo. Y la trata es una actividad industrial. Trasnacional. Que en su fundante realiza la alquimia siniestra de sostener todas las formas de esclavitud. Y con el amplio paraguas de impunidad que sólo las democracias pueden garantizar. El Orden Dictatorial puede alentar rebeldías más o menos exitosas En el Orden Democrático el rebelde que rápidamente asimilado a terrorista y por lo tanto su eliminación es aplaudida.
Dicho en otros términos: el orden democrático garantiza que la víctima sea extirpada de su derecho a rebelarse contra el victimario. Algunos llaman a esto institucionalidad. Los otros ojos son también de la autodenominada Justicia, cuya venda es otra estrategia encubridora. Esa venda es justamente para observar sin que sepamos que nos observa. La denominada Justicia no es mucho más digna que la resucitada SIDE aunque, como tiene limitaciones de forma, es necesario ser más explícito y crear y sostener un organismo de control y exterminio social. Como se dijo siempre: para los amigos el Poder, para los enemigos la Justicia (de clase). Quizá la venda sea para que la Justicia no vea la lucha de clases y nos sigan vendiendo el mantra de que todos somos iguales ante la ley.
Loan es el analizador actual de los secretos de otros ojos. Los ojos del Poder. Miremos más a quienes nos miran Y más temprano que tarde nuevas generaciones arrancarán al Poder esos ojos que nos observan.
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte