Loan y el honor de dios

Por Alfredo Grande

(APe).- Nadie brilla por su ausencia. Los que brillan es habitualmente por su nefasta presencia. No hablo de la brillantez del talento. Brillan en el firmamento digital por ser los jinetes de las diferentes formas del apocalipsis. Una de ellas, la desaparición de personas. Práctica siniestra de la tiranía que extiende su largo brazo a esta forma de administrar el poder que algunos persisten en llamar democracia. Leemos en La política on line:

La defectuosa investigación sobre la desaparición del niño Loan Peña en Corrientes estremeció a la sociedad de esa provincia y golpeó duramente a Gustavo Valdés, que ya estaba trabajando con miras a las elecciones del año que viene en las que se elegirá a su sucesor. La homilía que brindó el 9 de julio pasado el Obispo Auxilar de la provincia, Monseñor José Larregain, condicionó todavía más al mandatario correntino. "Ilumine Dios las mentes de quienes han sido elegidos para conducir, gobernar, encaminar las investigaciones que hay que hacer en situaciones graves como la desaparición de niños, trata, narcotráfico, inseguridad", dijo el sacerdote.

 Más allá de que no se trata de una investigación sino de una formidable operación de encubrimiento, como ya señalé en un trabajo anterior, queda en evidencia que la desaparición de Loan ha sido planificada. O sea: el Estado ha planificado nuevamente la desaparición de personas y por lo tanto el “Nunca más” terminó en un discurso vacío de contenido y práctica real. O sea: Loan es un analizador de que lo que llamamos democracia, como el unicornio azul, ayer y antes de ayer se me perdió. Boludeando la dejé y desapareció. El estado siempre ha tenido el monopolio de la fuerza pública. En este momento, es el único monopolio que le interesa además de asegurar el lucro a pirañas y tiburones.

Loan (no el niño, el analizador) pone en superficie el conflicto no resuelto entre Poder y Honor. Poder de origen celestial, dinástico, de destino o de votos. Pero siempre Poder. El honor abarca respeto, decoro, humanidad e integridad. Es incluso un valor constitucional. La Constitución Nacional dice en su artículo 29 que el Congreso no puede otorgar al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia:  facultades extraordinarias y  la suma del poder público. Tampoco pueden otorgarles poderes para que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a disposición del gobierno. Estos actos son nulos. Es traición a la patria proponer, aceptar o firmar estos actos.

Además de todo lo que puede y debe decirse, Loan nos habla de delito contra el honor. Recordé la historia de Tomas Becket.  Becket o el honor de Dios (Becket ou l'honneur de Dieu, en su lengua original) es una obra de teatro escrita en francés por Jean Anouilh. Se trata de una representación del conflicto entre Tomás Becket y el rey Enrique II de Inglaterra que conduce al asesinato de Becket en 1170.

El honor de dios lo interpreto en clave de teología de la liberación. La iglesia es el pueblo de dios. O sea: el honor de dios es el honor del pueblo. No se puede servir a dos amos: o servís al pueblo o servís al tirano. Con Loan o con el gobernador. Lo más miserable es decir que se sirve al pueblo cuando en realidad se adula al tirano.

Al honor del pueblo hay que defenderlo. Venceremos.

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