Más resultados
Si no hay recuerdo, por ejemplo, el recuerdo de la identidad verdadera, doy dos pasitos y me pierdo. Termino durmiendo y creciendo con el enemigo. Pero la tragedia es que, a pesar de que yo me acuerde, el país no se acuerda. A las historias de las y los desaparecidos por la trata el país no las recuerda.
Por Alfredo Grande
(APe).- Creo que uno de los temas en la formación de la subjetividad es la función del recuerdo. Las cosas pasan, pero los recuerdos quedan. Y si bien León Gieco nos decía que todo está clavado en la memoria, hay clavos y clavos. O sea: hay recuerdos que se caen de la memoria y es lo que se llama en la actualidad “fingir demencia”.
No hay memoria completa. Ese ideal de las derechas es uno de los delirios que suelen cultivar. Toda memoria es a completarse y en su extremo límite hablamos de memoria histórica y política. Yo actualmente me inclino por una memoria de clase. Cada clase social, económica y política tiene su propia memoria. Si hay una memoria oficial, eso significa que hay otras memorias. Esas “otras memorias” son las memorias de clase. La subjetividad es clasista. No hay nada parecido a una comunidad organizada en la subjetividad.
La genial María Elena Walsh nos enseñó que es el país del no me acuerdo, donde doy dos pasitos y me pierdo. “El ayudar a perderse” como política pública y no solamente en dictaduras genocidas.
Si no hay recuerdo, por ejemplo, el recuerdo de la identidad verdadera, doy dos pasitos y me pierdo. Termino durmiendo y creciendo con el enemigo. Pero la tragedia es que, a pesar de que yo me acuerde, el país no se acuerda. El país es una abstracción, pero una abstracción necesaria para las clases dominantes. A mi criterio, la Argentina sigue siendo Provincias del Río de la Plata y ni siquiera Unidas. Algunos llaman a esto coparticipación federal.
El país que no se acuerda sepulta experiencias históricas, personales, comunitarias. A las historias de las y los desaparecidos por la trata el país no las recuerda. La inutilidad de la Convención de Palermo es evidente.
Loan pensado como analizador nos informa que el país no se acuerda y que tiene que desaparecer para que la memoria de otras desapariciones, secuestros, evidencia de trata, vuelvan a la superficie.
Pero no dejemos de tener presente que estamos en el país que no se acuerda. Y en poco tiempo no se acordará de Loan como dejó de acordarse de tantas otras y otros. El Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (RNIPME) informó que en 2022 se registraron 1.935 búsquedas de menores; en 2023, 3.115; y hasta marzo de 2024 se registraron 687 nuevas búsquedas, con constantes actualizaciones en su estado. Pero el país no se acuerda ni se acordará.
Tendrá ocasionales espasmos de memoria cuando la desaparición sistemática es actualizada por determinadas circunstancias. Pero el recuerdo espasmódico no alcanza. Se acerca demasiado a fingir demencia y a una politica digna del conde de Lampedusa, el gatopardo.
Que todo cambie para que nada cambie. Gatopardismo del recuerdo.
Memoria de clase y recuerdo permanente. Para que el país se acuerde.
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte