Llenas de gracia

|

Por Miguel A. Semán

   
(APe).- Maltratadas y a la intemperie, como esos pimpollos que aparecen después de las tormentas en los rosales abandonados, persisten y perfuman. Se las ve descalzas, casi desnudas y en harapos, con los hijos sobre la espalda cruzando las ciudades y el desierto. ¿Cómo lo hacen? Un hombre moriría de sed, de alcohol o de vergüenza en medio del camino.

El hombre es un nómade del tiempo y el espacio. La mujer debe detenerse alguna vez en algún lugar. Para el hombre la maternidad es casi monstruosa. Pero los milagros siempre son monstruosos. El embarazo de María y la gestación del hijo de Dios en el vientre de una muchacha pobre son descomunales, no por la virginidad, sino por la pobreza y por esa herida abierta desde el principio del mundo: la mujer y su misterio.

A María se le apareció el ángel en la soledad. José se enteró en las calles o en una taberna que Herodes iba a matar a los niños y escapó para salvar a su mujer y su hijo. La mujer virgen lo siguió. ¿Pero qué habría hecho ella si hubiese podido decidir? Tal vez, habría salido a hablar con sus vecinas y les habría avisado que la dictadura venía por sus hijos. Y ellas, las otras madres, habrían organizado alguna forma de resistencia. Nadie lo sabe, pero de haberlo sabido ellas, seguro, se hubiesen defendido.

La noche las alcanzó por la espalda. La historia dice que todos murieron. La historia siempre se escapa por las grietas. Algún otro hijo de Dios, por milagro, tiene que haber sobrevivido y los hijos de sus hijos andan entre nosotros. Hacen malabares en los semáforos y juntan monedas para comer o fumarse un porro. Limpian parabrisas de autos importados con trapos mugrientos. Cuidan coches ajenos. Salen de caño, a veces, para cobrarse una ínfima parte de lo que les debemos. Sobrevivientes de la matanza cotidiana viven sólo para escapar de la condena que los persigue desde el vientre de sus madres.

¿Quién sabe a cuántas mujeres el ángel mensajero se les apareció esa noche y en cada una de las noches del mundo? En la soledad de sus piezas, en los prostíbulos, en las calles desiertas de la madrugada el ángel sigue sembrando la noticia. El hijo de Dios nacerá de tu vientre. Y ellas, siempre llenas de gracia, escuchan el mensaje y siguen adelante.

Edición: 2859


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte