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Por Néstor Sappietro
(APe).- Si usted intentó con el psicólogo, con los Harekrishna, el aerobismo, la acupuntura y el teatro vocacional. Si está cansado de ver llorar la Biblia junto al calefón. Si probó con “Show Match”, y así y todo, no pudo alegrarse. Llame ya. Si usted no tiene cuit y le codificaron la señal para ver el futuro. Si no desea conocer a Pancho Doto ni a Julio Iglesias. Si sintió que los decretos de necesidad y urgencia, nunca tuvieron que ver con sus urgencias ni sus necesidades. Llame ya.
Si cuando era pibe lo ponían de arquero, mientras usted soñaba con jugar de 9. Si anda por la vida buscando desesperadamente un kiosco que venda caramelos media hora. Si desconfía de las cartas de amor mandadas por e-mail. Si nunca fue el dueño de la pelota. Si el “barba” le sacó la amarilla aún haciendo buena letra. Si cuando fue a pedirle cuentas al destino le dictaron la conciliación obligatoria. Si se emociona con los que van a buscar el partido quedando desguarnecidos atrás. Llame ya.
Si nota que su hijo lo mira con lástima cuando usted le revela entusiasmado los secretos de algunos juegos como la payana y los botones, mientras él navega por Internet. Si desprecia a quienes aseguran que los magos usan galeras con doble fondo y guardan cartas en la manga. Si reniega de los nuevos progres, de los primeros del ranking, del Mercado de Valores y de los grupos económicos. Si a veces siente que el infierno puede ser un lugar entrañable. Llame ya.
Si usted sabe que la sortija siempre escapa de su mano porque el calesitero está arreglado, y sin embargo, insiste en dar otra vuelta. Si como decía Cortázar, usted anda dibujando golondrinas con tizas de colores sobre los caparazones de las tortugas esperando que se vuelvan más veloces. Si lleva la memoria encima como un carné de identidad. Si detesta a los abogados, las mudanzas y los contestadores automáticos. Si anda buscando el cielo perdido con el alma en orsay. Llame ya.
Si usted cree que los sueños no pueden replantearse. Que se alcanzan o se alejan. Que no se pueden acomodar como si fueran latas de tomate, ni hacerles un lifting para rejuvenecerlos. Si tiene la certeza de que las pasiones no saben hacer vida sana porque caminan por las cornisas, comen a deshora, se emborrachan y sufren de imnsomio. Si todo lo que usted ha podido conservar en estos años son algunas fotos viejas y una úlcera crónica. Si así y todo, custodia a su dignidad apasionadamente. Llame ya.
A decir verdad, y a fuerza de ser sinceros; no sabemos bien donde es que tiene que llamar. Sospechamos que la esperanza no tiene número de teléfono, y que en todo caso, si lo tuviera, la línea estaría permanentemente ocupada. De todas maneras, en ese lugar donde residen las Causas Aparentemente Perdidas, andan tipos de ilusiones retobadas, que llevan la rebeldía en la solapa como una escarapela y que saben que el desafío está en seguir buscando el número.
Edición: 1680
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