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Por Carlos del Frade
(APe).- “Misiones, comarca privilegiada por la naturaleza y refugio elegido por miles de inmigrantes que supieron afrontar el desafío que representa su dominio. Misiones es también un destino que ya figura entre las opciones turísticas internacionales. Densas selvas salpicadas de cursos de agua, cuyos torrentes se precipitan al vacío formando una de las cataratas más caudalosas del mundo, la variedad y encanto insuperable de su flora y fauna, las posibilidades de recorrer circuitos de turismo de aventura y de practicar deportes acuáticos, y principalmente el clima subtropical que favorece este prodigio, invita a conocerlo, los doce meses del año.
Misiones también ha sabido convocar desde siempre a pioneros de todas partes del mundo, que llegaron a estas tierras con las valijas cargadas de sueños, esperanzas y de ancestrales tradiciones. Como resultado de esa ininterrumpida migración, encontramos en la provincia un calidoscopio cultural y étnico de incomparable variedad. En el folklore autóctono sobreviven rastros de antiguas culturas europeas y orientales, como latente tributo a su pasado, los usos y costumbres del país de origen sobreviven en las celebraciones típicas, engalanadas con coloridos trajes y perfumadas con los olores de comidas exóticas. Realidad cotidiana fácilmente comprobable en cualquier punto de este territorio, que contiene unas 29 etnias humanas diferentes y celebra esta particularidad en la fiesta nacional del inmigrante que se realiza en la ciudad de Oberá...”, dice el sitio oficial dedicado a promover el turismo en la provincia de Misiones, extremo nordeste de la Argentina, península que hunde su geografía en las selvas brasileñas.
“Comarca privilegiada y refugio elegido por miles de inmigrantes...”, sostiene la presentación de la página web. Una hermosa y humana referencia que, sin embargo, no es la realidad cotidiana de las mayorías del pueblo misionero.
Treinta personas por día llegan a Cáritas para pedir comida o un mínimo de atención a sus enfermedades.
Así lo dijo Nélida Cruz, coordinadora del área de desarrollo de fondos de Cáritas Posadas, capital de la provincia misionera.
“’Lo que más buscan es ayuda económica para el pan o el pasaje, medicamentos para sus chicos enfermos y también alimentos y calzados, son personas que viven en emergencia habitacional’, precisó Cruz, que advirtió que se encuentran desbordados ante tantos pedidos y no pueden satisfacer todas las solicitudes. ‘La demanda de asistencia creció junto con el agravamiento de la situación social de miles de familias y eso se nota mucho en los últimos meses y es preocupante’, dijo Cruz”, informaron los diarios regionales.
Hay hacinamiento, precariedad casi absoluta en muchas viviendas que suelen quemarse casi de manera cotidiana, y “letrinas a cielo abierto, bolsas de plástico o lona que hacen de techos y paredes pueden verse no tan lejos del centro”.
“El año pasado, Cáritas registró sesenta familias en emergencia habitacional, de las cuales, veinte recibieron mejoras y construcciones mediante la colecta anual ‘1 por ciento’ de la Semana Santa”.
Para los que forman parte de las mayorías misioneras aquella “comarca privilegiada y refugio elegido por miles de inmigrantes...” tiene poco que ver con su realidad. Las dos caras de la realidad misionera siguen distanciándose una de otra con la misma ferocidad que la riqueza desprecia la pobreza que va inventando.
Fuente de datos:
Diario Territorio Digital - Misiones 11-03-09
Edición: 1465
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