Las cuotas al día

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Por Sandra Russo

(APE).- Por un lado, estadísticas y un Congreso Internacional, de ésos con mucha gente circulando por un hotel lujoso con credenciales plastificadas colgando del cuello. Por el otro, el Chaco: el pliegue más profundo del país, en el que la mortalidad infantil se encarama a un guarismo escalofriante: allí mueren 26,7 de cada mil niños nacidos vivos. Cuando se habla de inequidad se está hablando de esto, todo lo demás es accesorio y viene después: ¿hay alguna inequidad más

atroz que la que señala que en determinadas franjas geográficas de la Argentina el 26,7 de mil recién nacidos morirán, mientras en otras, como en la Capital Federal, la cifra baja a 10? ¿Qué inequidad más abismal puede concebirse que la oportunidad de nacer y seguir viviendo?
Uno de los objetivos del Plan Federal de Salud que lleva adelante el Ministerio del área y que conduce Ginés González García es reducir la tasa de mortalidad infantil en un 25 por ciento durante el próximo quinquenio, y bajar la mortalidad materna en un 15 por ciento. Va de suyo que cada uno de esos dramas sin retorno que cada día protagonizan niños y mujeres de carne y hueso se producen en un altísimo grado por causas evitables. Y es ahí, en el áspero universo de la causa evitable, en donde debe entrar a escena la política, toda vez que dando vuelta la manera de enunciar esos dramas, se podría decir que esas muertes evitables se producen por causas políticas: más precisamente, por ausencia de políticas.
Entre el 20 y el 21 de octubre se desarrollará en Parque Norte el Congreso Internacional de Salud, durante el cual el ministro González García presentará detalles sobre el Programa para el Desarrollo de Seguros de Salud Materno Infantiles Provinciales, que el ministerio está plasmando junto con las respectivas gobernaciones de las provincias más castigadas. Uno de los temas que se plantearán en los debates sobre la iniciativa será la articulación entre agentes estatales y privados. El presidente del Congreso Internacional de Salud, Norberto Larroca, ya apuntó “la necesidad de que en su implementación se produzca la articulación eficiente entre los subsistemas público y privado (...). El sistema estatal, por sí solo, no puede hacer frente a todas las demandas, y es allí donde entran en juego las clínicas y sanatorios de todo el país, que durante décadas, y aún en las condiciones más adversas, continuaron brindando servicio a los argentinos”.
Entra la duda, ¿no? Cualquiera que en los últimos años ha tenido que gestionar como cliente (y no como paciente) de la medicina privada, tiene derecho a preguntarse cómo y de qué manera esas clínicas y sanatorios privados han “seguido brindando servicio a los argentinos”, si a esa frase no se cuelga un “que tengan la cuota al día”.
Parte de lo que nos condujo a esta tremenda inequidad que hace que miles de recién nacidos no tengan la oportunidad básica y elemental de seguir viviendo, es el hecho de que, tal como se indica ahora, el Estado por sí mismo no pueda hacer frente a todas las demandas. Entre otras muchas cosas, pero para esto sobre todo, era que se necesitaba y se sigue necesitando Estado: para garantizar lo que la iniciativa privada, por su propia naturaleza, no considera rentable.
Fuente de datos: El Diario Digital - Misiones 12-10-04


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