Por Paco Urondo
(APe).- …En el revuelo, debajo de los primeros terrones,
vengo a ofrecer la inutilidad
de mi derrota, abrir el desquite,
sobre la muerte (esa pre-dicción, gritar)
una victoria abierta como el pasado que vendrá
como mi vida que no me pertenece
en tanto que es ajena –otros se han apropiado,
a otros se la debo- y común al grueso del destino.
Esa memoria, concertadora de la persona, esa
signadora del porvenir que espera con los brazos
abiertos; esta vida que salta sobre mis espaldas
para seguir su juego y su rango deja
atrás la fatalidad enterrada también,
como los virreyes,
como el egoismo insepulto, conjurado
en la soledad, porque la vida –lo he visto- depende
de un hilo conductor y generoso, cierra
los circuitos cortos, ovala los huevos inútiles
En las criaturas del sol que salta, la maravilla
esconde las uñas, acaricio
a los animales preferidos del universo intacto,
el esplendor de la piel del metal
que suelta los truenos de la imaginación,
los alimentos
devorados para la buenaventura
Y la historia de la alegría no será
privativa, sino de toda la pendencia
de la tierra y su aire, su espalda y su perfil, su tos y su
risa. Ya no soy
de aquí; apenas me siento una memoria
de paso. Mi confianza se apoya en el profundo desprecio
por este mundo desgraciado. Le daré
la vida para que nada siga como está.
Arte: Alicia Benítez - Muchedumbre
Edición: 2513
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