Más resultados
La abundancia permite el pasaje del reino de la necesidad al reino de la libertad. De la herejía a la creatividad. Dice Alfredo Grande que el hambre no es una falla del sistema. Es uno de los mayores aciertos de la cultura represora para bloquear desde los cuerpos atormentados toda fuga hacia libertades desconocidas.
Por Alfredo Grande
(APe).- En el año 2013, cuando todo empezó a desmoronarse y la década ganada firmaba el empate, Cristina de Kirchner acuñó la frase: “la patria es el otro”. Supongo que podría haber dicho la otra, le otre, pero no es el motivo de estas reflexiones.
Si todo lo sólido se desvanece en el aire, implica que lo sagrado se desmorona a lo profano casi inevitablemente. A mí siempre me gustó más la consigna de los zapatistas: “nosotros somos ustedes”. Y los gustos y disgustos son por así decirlo, derechos personalísimos.
Del granero del mundo al forraje para cerdos hay mucho más que una cuestión de oportunidad en los agronegocios. Que bien podríamos denominar agro mafiosos. Pero nuevamente debe ser una cuestión de gustos. El grano simboliza el pan. Y el pan multiplicado, y no solamente en la última cena, permite que el hambre sea una eventualidad, pero nunca una endemia crónica.
La palabra “liberación” tiene mucho sentidos. Una de ellas y a mi criterio la fundante, es la liberación de las necesidades básicas. Por eso la necesidad tiene cara de hereje.
La abundancia permite el pasaje del reino de la necesidad al reino de la libertad. De la herejía a la creatividad. Por eso sostengo que el hambre no es una falla del sistema. Es uno de los mayores aciertos de la cultura represora para bloquear desde los cuerpos atormentados toda fuga hacia libertades desconocidas.
Pienso, aunque si pienso como existo entonces no pienso más, que la polaridad no es libertad o dependencia. La polaridad es libertad o sometimiento. La dependencia abre el paso a la autonomía. Autonomía que siempre es vincular y grupal.
El derrape de la meritocracia es sostenerla desde un individualismo atroz y elitista.
El sometimiento amputa los pies para que no haya pasos posibles. Con la excepción de las PASO, donde no se camina sino que se copula. Para mí los acampes piqueteros son evidencia de autonomía. Las marchas contra el gatillo fácil también. Mal que le pese a la ministra de la triste figura, los niños y niñas no son escudos. Quizá ella quiera convertirlos en eso por su macabro plan de exterminio de madres y padres. La ministra Tolosa Sin Paz seguramente ignora las marchas de los Chicos del Pueblo. Pensados en un más allá de ser meros sujetos de derecho, sino en la superadora ampliación de ser sujetos políticos.
Me regocijo imaginando un diálogo entre la ministra y Alberto Morlachetti. ¿Cuántos minutos le aguantaba al gigante Morla?
Olvidados los héroes y heroínas de la independencia, o peor aun, citados siempre en vano, nos quedan las glorias del Master Chef. “Coronados de gloria almorzamos, o juremos con gloria dormir”. El genio de Enrique Santos Discépolo no anticipó que flaca, fané y descangayada no la iba a ver salir del cabaret, sino salir de la escuela, de la villa, de cualquier barrio humilde, de haber pasado la noche en la calle. Hasta los tangos más geniales sucumben a la “fiera venganza del tiempo que nos hace ver desecho lo que uno amó”.
Yo amé a la Patria. Pero no se puede amar lo que ya no existe. Se puede extrañar, añorar, lamentar… llorar. Pero no amar.
En este 25 de mayo, apenas podemos decir, con los puños cerrados por tanta injusticia, que hoy la Patria es el locro.
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte