La luz del pastor

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Por Carlos Del Frade

(APe).- -Nuestros hijos tenían una vida por delante, no estaban enfermos y no eran soldaditos de nadie, pero que derramaron su sangre injustamente. Si vale la pena la sangre de nuestros hijos para que cambie la realidad de Rosario, pues que viva la sangre y la memoria de nuestros hijos Claudio, Adrián y Jere, siempre. Para que en Rosario podamos respirar un ambiente diferente…Que la sangre derramada de nuestros hijos sirva para iluminar a esta Rosario tan oscura por tanta impunidad… – dijo el pastor Eduardo Trasante, cuando se cumplieron dos años del llamado Triple Crimen de Villa Moreno, aquel fusilamiento del primero de enero de 2012 contra Adrián “Patom” Rodríguez, Claudio “Mono” Suárez y Jeremías “Jere” Trasante, uno de los hijos del profeta, en una canchita en la zona sur de la ex ciudad obrera.

En el tránsito por construir justicia, junto a la muchachada del Frente Popular Darío Santillán, Eduardo perdió a su compañera de toda la vida que piantó para la pampa de arriba cosida de tanta tristeza e impotencia.
Sin embargo, en la mañana del domingo 2 de febrero de 2014, la democratización de las armas, la muerte desbocada que hace rato se campea en la geografía de la cuna de la bandera, le arrebató a su otro hijo, Jairo Natanael Trasante, de solamente diecisiete años.
Fue después de una discusión en un boliche que continuó en las calles del micrcocentro y otro fusilamiento desde un automóvil.

-Rosario está en un estado de emergencia a causa del alto grado de violencia y de impunidad que hay…-dijo Eduardo.
Según un oficial de La Santafesina SA, “al parecer Jairo había estado con un grupo de amigos y a la salida de un local bailable se produjo una gresca, se habían agarrado a golpes de puños varios chicos y hubo corridas", contó el comisario Claudio Peralta, inspector de zona Nº 1 de la policía local.
Tras las corridas, el joven se alejó en una moto guiada por un amigo, pero fueron seguidos por un auto, desde donde les dispararon. Fue en la esquina de Dorrego y Zeballos donde un tiro impactó en Jairo. El chico quedó tendido en la calle. A los pocos minutos una ambulancia lo trasladó al Hospital de Emergencias, donde finalmente falleció.
Eduardo Trasante aseguró que seguirá buscando justicia y que se termine la impunidad y la violencia en Rosario.
¿Qué tamaño tiene el alma de Eduardo Trasante?.
¿Cómo hace para soportar tanto dolor, tanta injusticia descargada contra su propia humanidad?.
Lo cierto es que el pastor sigue firme en su creencia.
Una increíble tozudez del amor y la fe contra tantas máscaras hipócritas de aquellos que dicen cuidar la vida de los pibes y solamente ensayan palabras de ocasión ante las anunciadas consecuencias de la falta de una política de transformación.
El coraje y la valentía de Eduardo Trasante es una señal individual, una síntesis del deseo de mucha gente que quiere recuperar aquella ciudad donde la vida era una fiesta porque estaba vinculada al trabajo, los valores humanitarios y la celebración del futuro como construcción de una sociedad de iguales.
En el dolor infinito del pastor Eduardo Trasante, hay una Rosario que resiste y que apuesta a no resignarse ante tanto negocio criminal impune.

Fuentes: Diario “La Capital”, 2 de febrero de 2014.

Edición: 2624


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