La infancia desaparecida

(APE).- Brota en la comida de casi todos los barrios, una ausencia de palabras, y el mantel se cubre de llantos. Y aunque entremos en la iglesia -como quien refugia las culpas en ella- siempre nos queda la sensación de que afuera ha quedado lo otro, casi siempre tomando la forma de algún mendigo que nos vino persiguiendo por la calle, como dice Rodolfo Kusch. Ahí está parado y nos contempla desde abajo, con esa quietud de páramo y una sonrisa lejana con su miseria largamente llevada, y quizá le demos una limosna, aunque sepamos que ella no cumple ya ninguna finalidad.

Un niño de nueve años repartía estampitas entre los clientes de "La Trattoría", un lugar de buena comida y buenos vecinos en 74 y 47 de la ciudad de La Plata. A media cuadra del teatro Coliseo y cuatro de la Suprema Corte de Justicia. El niño fue agredido por un mozo y el encargado del local, según denunció el padre de la víctima.

El mozo quiso sacarlo a empujones -pero el pequeño no quería irse- y el empleado a puro insulto le dio varias patadas que le ocasionaron una fractura expuesta en un brazo. No suficiente con esa agresión, el encargado del comercio lo golpeó en el pecho provocándole lesiones de considerable intensidad. Daniel Vervai -padre del pequeño- indicó que ya fue radicada la denuncia en la Comisaría 1° de La plata y que la causa está a disposición del Juzgado de Menores N° 3. Qué lejos está todo, diría Pedroni, mi niñez, tu tristeza.

Niños que desafían la pena de andar con el cuerpo a duras penas, que carecen -para muchos- de la profundidad de las personas, se los desprecia como portadores de derecho, necesitan del odio y del espanto para sobrevivir como palomas que se burlan de todo, con sus pequeñas plumas de colores.

Fuente de datos: Diario Hoy Net - La Plata 20-09-04