La democracia del veneno

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Por Carlos del Frade

(APe).- 13 centavos de cada cien pesos destinan los presupuestos del año 2021 tanto en el gobierno nacional como en la provincia de Santa Fe al ambiente, el cambio climático y la ecología. Las bellas palabras terminan en el tamaño del número del presupuesto. El verdadero interés de las políticas públicas se mide en la estatura de la cifra de los presupuestos. 13 centavos de cada cien pesos solamente estarán destinados a la protección de los bienes comunes a nivel nacional y también en el segundo territorio del país, la provincia de Santa Fe.

La Argentina, en general y el territorio santafesino en particular, ya perdieron el 90 por ciento de los montes y bosques y el fenomenal río Paraná, desde hace tres años ya no tiene el caudal que lo hicieran uno de los cursos de agua dulce más maravilloso de esta castigada cápsula espacial que es el planeta Tierra.

Tres postales santafesinas de principios de 2021 marcan la necesidad de pensar y construir herramientas que de verdad generen protección de parte de los gobiernos a la salud del ambiente y la población.

En el último día de diciembre de 2020, un juez civil y comercial de Rosario decidió imponer la veda pesquera hasta el 31 de marzo. Los motivos teóricos eran defender el castigado ecosistema del río y especialmente la fauna ictícola. En la práctica generó la protesta de casi siete mil familias que a lo largo de setecientos kilómetros de costas en la provincia se quedaron sin su sustento diario porque no pueden pescar. El conflicto se hizo denso y desesperado. Las familias de los pescadores hablan de darle de comer a sus hijas e hijos que se quedaron sin regalos para año nuevo y reyes, como afirman las mujeres que heredaron este oficio que lleva siglos practicándose sobre las aguas marrones del Paraná.

No hay defensa del ambiente si no hay protección de lo social ni respeto por las cuestiones de clase. Nada será justo si no se tienen en cuenta los derechos laborales.

El mayor protagonismo en la depredación de la fauna ictícola son los frigoríficos exportadores, una triste originalidad que marca la política económica argentina ya que son muy pocos los países en el mundo que venden lo que nace de las aguas dulces.

No parece haber planificación de políticas públicas para la cuestión pesquera de río, ni a nivel nacional ni tampoco provincial. El costo termina siendo pagado por las familias y el ecosistema devastado.

La segunda postal asomó en la mañana de Reyes, cuando el hospital de niños de la ciudad de Santa Fe, capital de la provincia, informó que había fallecido una nena de dos años que se encontraba internada con muerte cerebral.

“Según informaron, su deceso se produjo debido a que tomó agua contaminada. La niña era oriunda de la localidad de Ceres, en el noroeste provincial, y había sido trasladada a la capital el 31 de diciembre debido a que presentaba un cuadro crítico producto de una posible intoxicación. Los análisis indicaron que la nena consumió agua contaminada con metales tóxicos que se encontraban en las cañerías del lugar donde vivía con su familia, donde anteriormente había funcionado una fábrica de baterías. Otros familiares también se intoxicaron con el agua debido al efecto provocado por los metales, pero al ser mayores no sufrieron el cuadro severo que le causó la muerte a la niña”, escribieron los medios de comunicación regionales.

El veneno democratizado, ciclos productivos y económicos absolutamente desinteresados del destino de sus insumos y residuos. La consecuencia, una nena de dos años muerta por contaminación derivada de productos químicos.

La tercera postal viene del sur santafesino y tuvo como geografía a la Comuna de Alvear, cerca de Rosario.

“El pasado domingo 3 de enero del corriente año, vecinas y vecinos del barrio Villa Mercedes, perteneciente al pueblo de Alvear y ubicado en el kilómetro 4 de dicha ruta, presenciaron de forma impune una fumigación aérea. La misma se llevó a cabo después de las 18hs y a menos de 1000 metros de la última línea de casas del barrio, situación que generó que la aeronave fumigadora deba realizar las maniobras sobre las viviendas de dicho barrio. Nuevamente una fumigación se da sin ningún control de las autoridades de Alvear, ya que la Ordenanza Comunal Nº189/2013 (la cual adhiere a la Ley Provincial 11.273), en su artículo 9º dice textual: “Artículo 9º: Será posible la aplicación aérea sólo y exclusivamente a partir de los 2.000 (Dos mil) metros en torno a todas las zonas urbanizadas será y según los condicionamientos de la Ley Nº 11.273”, escribieron las y los integrantes de la Asamblea de la Ruta 18.

Tres postales que marcan la vigencia del principio filosófico de resignar la salud de las personas y el ambiente a los intereses económicos mientras cobra más vigor y prepotencia la democracia del veneno.

Edición: 4145

 


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