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Por Carlos del Frade
(APE).- La república se muere en el fondo de un colectivo destartalado en la ciudad de Quilmes. La república era aquello que alguna vez se aprendió en la escuela primaria, una forma de gobierno que supone la convivencia de tres poderes independientes: el ejecutivo, el judicial y el legislativo.
En el primer estado argentino, en la provincia de Buenos Aires, el conflicto de poderes estalló y sus esquirlas fueron a parar, una vez más, sobre las víctimas de tanta indiferencia cultivada desde hace décadas.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación había decidido que dos familias recibieran alimentación y atención médica del municipio de la ciudad de las diagonales.
La respuesta fue brutal, digna de señores feudales.
Karina Rodríguez, mamá de cuatro hijos que presentan distintos grados de desnutrición, denunció que la echaron de la casa donde vivían cuando los diarios se hicieron eco de la resolución de la Corte Suprema.
El destino fue el fondo de un colectivo varado en la intemperie platense, un ómnibus que ya no viaja a ningún lado y que solamente se mueve al ritmo de la oxidación de sus partes.
La decisión de los poderes republicanos terminaron en el esqueleto de un colectivo encallado.
El vecino que le prestaba la casa a Karina es un puntero político de la villa La Matera y le dijo que si no trabajaba para él se tenía que ir.
Su viaje existencial, el de la mujer y sus hijos, terminó en un micro destruido.
Los diarios recuerdan el presente de la familia: “la mujer, que vive sola con sus hijos desde hace cuatro años, subsiste con un plan Jefes y Jefas de Hogar por el que percibe 150 pesos y, además, recibe cobertura del Plan Más Vida bonaerense. Sus tres hijos mayores, de 10, 9 y 6 años almuerzan en la escuela N° 77. Hasta el fallo de la Corte, la familia sólo comía carne una vez al mes”, agregan los medios de comunicación.
Para el abogado de la familia, Gonzalo Permuy, "sólo cumplieron correctamente las primeras dos semanas en la entrega de una caja de alimentos, pero luego empezaron los problemas".
Indicó que “no se está brindando una dieta equilibrada tal como lo dispuso la Corte y en cuanto al aspecto sanitario hubo sólo un control en un dispensario municipal que no es suficiente y, además, la situación actual de la familia, teniendo que vivir en el colectivo, no ayuda para nada", remató el abogado.
Los cuatro chicos de Karina que comen en la escuela aprenderán sobre el funcionamiento de la república y de la convivencia e independencia de los poderes.
Pero ellos, cada día, cuando regresan al fondo del colectivo que simula ser una vivienda, saben que la república se muere en esos destartalados fierros viejos que demuestran la tremenda deshumanización de los poderes del Estado.
Fuente de datos: Diario La Nación 23-06-06
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