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Ensayo para un modelo de país
Por Silvana Melo
(APe).- “Me parece re mal, muy mal”, dice Rosa arrastrando su erre con el ritmo de la angustia. Como tantos, cruzó una frontera injusta para llegarse hasta Jujuy y tratar de vivir mejor un rato. Aunque sea. Pero el “re mal, muy mal” se le planta en la garganta cuando habla de la Ley 6453 aunque a ella los números se le pierden en la calle de tierra por donde patea los amaneceres hasta el hospital. “Hay mucha gente que no tiene para comer y menos va a poder pagar para hacerse atender. Y si me enfermo, moriré”, determina. Tan tajante como suele ser la vida con la gente de estos suburbios del mundo. Sucede que Jujuy se ha vuelto la primera provincia sin atención gratuita en los hospitales y eso es un huracán en las vidas pequeñas de los que no son dueños de grandes empresas ni viven en barrios privados en las capitales. Las mayorías en este país pensado cada vez para menos.
A un año y medio de la pueblada del invierno de 2023, cuando la reforma constitucional apurada por el entonces gobernador Morales empujaba a fuerza de litio a los pueblos originarios a los bordes de la vida y criminalizaba la protesta, el gobierno privatiza la salud pública. En un proceso que comenzó con un huevo entibiado por la serpiente del macrismo y puesto a nacer en un caldo de cultivo feroz donde la avanzada libertaria parece no tener freno, los jujeños deberán pagar para atenderse en los hospitales públicos. Salvo que tengan debidamente certificada su pobreza extrema o cuenten con la quimera de una obra social.
“Es muy triste pensar que no te vas a poder atender o si está enfermo tu niño cómo vas a hacer para llevarlo al hospital, de dónde sacás plata”. Julia es cocinera en un comedor de un barrio popular de San Salvador. Deja la olla un segundo para imaginar un futuro inmediato penoso. “Acá hay mucha gente que trabaja el día a día, los sueldos son muy bajos y hay que medirse en comida, en ropa, y eso de privatizar la salud es muy triste; hay muchos abuelos que cobran una mínima, algunos no tienen obra social y todos van al hospital, a la salud pública. Es una forma de marginar a los que menos tienen”. Vuelve a revolver un guiso que será esperanza de un mediodía. “Es desesperante pensarlo. Hay gente con muchos niños y se enferman constantemente. Somos un país que no está bien y no los podemos alimentar bien, para que no se enfermen, es triste pensarlo”. El aroma a cebolla y pimentón mata un rato la tristeza y recompondrá la mesa en una hora.
Jujuy tiene un alto porcentaje de pobreza. Más de un 55%. La mayor parte de la población no tiene cobertura social. Son vendedores ambulantes, campesinos, changarines. Todos trabajadores no registrados. La cocinera de un comedor no muy lejano lo siente en el cuerpo: “Para mí no está bien, se nos lleva la mitad del sueldo; a los que cobran por hora se lo lleva todo. Es mucho, hay mucha gente que hace changuita y no puede pagar…”
El Foro Provincial en Defensa de la Salud Pública logró juntar mil firmas contra la ley aprobada sin debate en comisión, sobre la Navidad y con acuerdo entre las mayorías de radicales y justicialistas, que coloca a la salud en las góndolas del capitalismo. Se llama Seguro Provincial de Salud (SEPROSA) y tiene de seguro tanto como de salud.
El documento del Foro se remonta al plan que arrancó en 2017 el Ministro de Salud Gustavo Bouhid durante la gestión de Gerardo Morales. En una continuidad perfecta, el gobernador Carlos Sadir comenzó “la desestructuración del sistema sanitario público, el desmantelamiento de la atención primaria de la salud, la tercerización de servicios con empresas privadas, la precarización y los bajos salarios” hasta llegar al punto máximo, que es el arancelamiento de la salud pública.
“Por supuesto que yo no estoy de acuerdo”. Juan Carlos trabaja en talleres de reciclado. “Ya pagamos salud a través de impuestos y eso es perjudicial. Mi abuela se curaba con geniol, le dolía la espalda y se curaba con geniol, ¿pensaba que era tan poderoso?, no, es que era el único remedio que ella se podía comprar”. Ahora el trabajador es consciente de que “es mentira que no hay plata. Debido a la situación nacional, dice el decreto, entonces reconocen que Milei no manda la plata desde la Nación”.
Políticos y empresarios
Nicolás Fernández, secretario general de APUAP (entidad sindical que agrupa a los profesionales de la administración pública de Jujuy) da por hecho que el gobernador no va a vetar la ley a pesar de la presión opositora y de las mil firmas conseguidas por el Foro. “Para los sectores populares va a ser la pérdida de un derecho inalienable como el acceso a la salud pública oportuna y de calidad que es un derecho ciudadano”. Ahora, cuando el gobierno reglamente la ley, deberán pagar 50 mil pesos mensuales por persona para ser atendidos en el hospital. “Recae en los más empobrecidos que no tienen una cobertura social: el estado puede no atender a alguien si no tiene obra social o si no tiene certificada la pobreza y no está en el registro que la propia ley plantea”. Por lo tanto “el estado se desentiende de la atención de la salud de la población”.
Son varios los nombres que tienen una notoria vecindad con la política y con el empresariado privado. Y que son quienes han tejido las tramas de este proceso de mercantilización sanitaria que beneficia a la salud privada y condena a situaciones realmente graves a aquellos que no estén en condiciones de afrontar aranceles. Desde el ministro de Salud Gustavo Bohuid, “propietario de una de las empresas más grandes de radiologías de la provincia”, hasta el diputado Rubén Rivarola (PJ), quien llevó la voz cantante para impulsar la ley. Es propietario de una clínica. El mismo Rivarola fue presidente del PJ durante la discusión de la reforma constitucional de 2023, cuando fue aliado incondicional de Gerardo Morales. Otro jujeño con un maridaje reputado entre política y negocios es Manuel Quintar (actual Diputado Nacional por La Libertad Avanza, dueño de otra importante clínica privada).
Dentro de los pocos proyectos deportivos en los barrios que van sobreviviendo en el gran San Salvador de Jujuy, un profesor de vóley social se encoge de hombros: “aparentemente buscan simular el sistema de salud de EEUU y Europa, totalmente excluyente, hechos para la salud privada, con algunas entidades públicas con muy pocos recursos; el que no puede pagar queda excluido”. Desde el lugar donde trabaja, el docente no comprende semejante decisión. “Una provincia como la nuestra que dicen que tiene superávit, que hay inversiones, no entiendo por qué quieren privatizar la salud… después irán por la educación”. Con desaliento le pega a la pelota. Sigue sin comprender.
“Este arancelamiento tiene un antecedente previo que fue el cobro a los extranjeros no residentes”, repasa Nicolás Fernández. “Y hay que tener en cuenta que es obligatorio porque es requisito para realizar trámites en el ámbito público”. Para el sindicalista “Jujuy es un tubo de ensayo de todas estas políticas, que vienen desde el Banco Mundial, esas políticas para los países en desarrollo, con la intención de que se desembaracen de la salud y den paseo a la inversión privada”. Un futuro cantado que va caminando, despacito, hacia las decisiones nacionales.
“Hemos retrocedido a épocas dictatoriales”, dice Héctor, artesano del cuero. Y habla del miedo. El miedo a que no le garanticen el derecho a la salud. “Alguien como yo que si se enferma no trabaja y si no trabaja no come, si tengo que tomar remedios, si no tengo atención médica me condenan a morir, porque pagar 50 mil pesos por persona obligatoriamente porque si no desaparecés como ciudadano significa que perdemos nuestros derechos y retrocedemos a la colonización”. El documento del Foro cita a la Constitución Nacional, que hoy parece poco menos que letra muerta. Dice que la ley 6453 “se contrapone al Derecho Universal a la Salud garantizado por los artículos 42 y 75 inciso 22 de la Constitución Nacional por lo que resulta inconstitucional”. Ya no mueve ningún amperímetro.
“Si me enfermo moriré”, sigue Rosa, pateando su caminito de tierra. “Porque si no tengo trabajo, no tengo un sueldo, cómo voy a pagar un médico. Ese poco que tengo, las monedas, es pa’ puchero. La gente va a morir como hormigas, como bichos digamos”. Y se va, buscando en la huella del que pasó antes, la mínima brizna de la esperanza.
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