Huelga de hambre

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Por Carlos del Frade

(APe).- Territorio de la provincia de Jujuy. Esquina de montañas azules y rojas, donde se juntan los sueños sin fronteras de bolivianos, chilenos y argentinos. Donde las riquezas son proporcionales a la belleza de la naturaleza. Donde la felicidad, sin embargo, está privatizada porque los recursos de aquel fragmento de mapa argentino está en pocas manos. Tan cerca del cielo y, sin embargo, tan lejos de la vida digna por un saqueo que continúa.

Un día después de la Navidad de 2008, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, le escribió a la presidenta de la Nación, Cristina Fernández. “La presente carta es para solicitarte que no te olvides de los pobres, de los que menos tienen y que la están pasando mal, como nuestros hermanos y hermanas en la Quiaca que sufren la pobreza extrema, el hambre y la desnutrición”, decían aquellas líneas. 
Y profundizaba el cuadro de situación existencial en ese punto del planeta: “Un lugar de nuestra Patria donde a los jóvenes les han robado la sonrisa y les quieren robar la esperanza y el futuro; pero también es un lugar de la Patria de la resistencia y la solidaridad, que no claudica a pesar de todo”, remarcaba Pérez Esquivel.
Por eso “los pobres de la Quiaca están dispuestos a luchar por sus derechos a pesar de la represión policial que han soportado, recibiendo golpes, cárcel, maltrato, gases lacrimógenos y el desprecio de las autoridades provinciales”, sostiene el sobreviviente de las mazmorras de la noche carnívora.
Esa carta fue el anuncio de la Huelga de Hambre que casi medio millar de jujeños llevarán adelante a partir de la segunda semana del nuevo año.
Allí estará el sacerdote Jesús Olmedo, uno de aquellos cristianos que todos los días de su vida pelea contra los crucificadores del sistema y los mercaderes que invadieron el templo de la existencia colectiva.
Para las organizaciones sociales que acompañarán este desgarrador grito que viene de las más profundas raíces de la historia del pueblo, el motivo es “la pobreza extrema de una gran parte de la población desocupada, el hambre y la desnutrición infantil en muchos hogares, la desesperanza de muchos jóvenes y el enorme interrogante abierto ante la crisis financiera mundial, que repercutirá en los más pobres”.
Advierten que la medida será “hasta las últimas consecuencias” y responsabilizan directamente “al Gobierno” de la salud de los partícipes durante la realización de la medida de fuerza.
“El pueblo no quiere mendicidad, quiere soluciones dignas y justas para la vida; es un derecho que todos los argentinos y argentinas tienen y merecen”, añadía la carta del Premio Nobel de la Paz a la presidenta de la Nación.
Hasta el día de hoy no se conoció respuesta alguna.
Por eso, allá arriba, tan cerca del cielo, tan lejos de la vida digna, casi medio millar de personas iniciarán una huelga de hambre, un desgarrador grito que surge de las mismísimas entrañas de la historia del pueblo.
Ojalá que aparezcan las necesarias y urgentes respuestas de una buena vez.

Fuente de datos:
Diario La Prensa 07-01-09

Edición: 1417


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