Más resultados
Por Silvana Melo
(APe).- No es sólo que la mataron y cómo la mataron y cómo enterraron a medias ese cuerpo disciplinado por joven, condenado por mujer. Es también cómo se tramita el horror entre el asesino y los cómplices en el corralón donde trabaja, en la policía que lo busca, en los amigos que le avisan, en la absurda masculinidad que es capaz de encubrir aquello que naturalizan porque algo hizo y por algo se la buscó y cómo se gestiona el espanto entre la policía que no busca, la policía que no rastrilla, la policía que se ubica en la vereda del asesino, la policía que no cuida a nadie o en realidad cuida a algunas nada más, algunas, sólo a las buenas vecinas, las de edad suficiente, las que no andan de noche, las que no envían mensajes a las 7 de la mañana a su madre diciendo "Vieja, prepará las cosas para el mate que estoy yendo para casa" y nunca llegan, las que no van a ver al Indio a Olavarría, las que no van por la vida y por la muerte con banda de sonido de Callejeros, las que no se tatúan el amor en los hombros, las que no.
Cómo se administra la impunidad si desde el Ministerio se ofrecen 500 mil pesos de recompensa a la gente que termina truchando data por dinero mientras la policía quebranta el sistema legal que la tiene como mano ejecutora. Y cómo se distribuye la complicidad en todos los anaqueles de la sociedad y el estado, porque hay una piba asesinada cada 18 horas, como si fuera una píldora precisa con la que se alimenta a un monstruo social que no es minotauro sino deformación sistémica de comunidad con nada en común.
Araceli es el martirio de estas dieciocho horas. Y estremece imaginar la próxima foto.
Edición: 3387
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte