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Por Carlos del Frade
(APe).- Guadalupe tenía solamente doce años. La encontraron estrangulada y con signos de abuso sexual en la zona oeste rosarina, en una casilla de mítica Villa Banana. En un principio “los investigadores” confundieron la identidad de la chiquita en una clara demostración de desprecio por las pibas empobrecidas en estos atribulados arrabales del mundo.
A las pocas horas detuvieron a un menor de dieciséis años como uno de los supuestos asesinos. Las edades causan conmoción y espanto si uno se detiene a pensar el puñadito de años que tenían tanto la víctima como el victimario.
Guadalupe era la menor de una familia de nueve hermanos
-Todos sabemos quiénes son estos asquerosos. Wititi, El chueco, El rengo, Muqueño, Jésica – dijo el padre, Gabriel Medina. Todos los nombrados forman parte de la llamada banda de Pandu o Nelson Alexis, de 35 años, que está detenido desde abril de 2015 acusado de al menos seis delitos, entre ellos un homicidio.
Los matadores de Guadalupe eran “su junta”, como dice su papá. “Siempre andaba con ellos, pero eso no les permite hacer lo que le hicieron. Yo ahora sólo quiero creer en la Justicia. Ellos andan por el barrio y tienen que estar presos, que se pudran en la cárcel", le dijo Gabriel a los periodistas rosarinos.
Las crónicas policiales dicen que Pandu apareció en villa Banana a principios de 2015 y “se hizo conocida por atemorizar y atacar a vecinos y a militantes sociales del barrio con el fin de usurparles las propiedades para instalar quioscos de venta de drogas. Cuando su líder cayó detenido, pesaban sobre él seis pedidos de captura, entre ellos uno por el homicidio de Javier Barquilla, un albañil de 37 años baleado el 4 de febrero de ese año cuando salió en defensa de su cuñado, a quien los soldaditos de "Pandu" le habían entrado a robar”, sostienen los medios.
Añaden que a "Pandu" también lo buscaban “por el ataque a tiros contra una casa de Presidente Quintana al 4900, ocurrido en 2014 en un ajuste por venta de drogas; y por haber baleado a Alejandro Manuel R., de 17 años, en Garibaldi y Rouillón el 27 de septiembre de 2013. También fue sindicado como uno de los que intentó matar a Sergio Muñoz, un militante social de villa Banana atacado el 7 de marzo de 2015”, apuntan los archivos.
El muchacho de dieciséis años que ahora está detenido fue encontrado con ropa de Guadalupe, hecho que será usado como evidencia en el juicio que vendrá.
Para la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud, “Guadalupe tenía 12 años y vivía en Villa Banana, atravesaba una vida difícil y estaba alejada de su familia. Fue violada, asesinada y descartada...como algo que no sirve, que a nadie le importa. Fue víctima de femicidio, como Chiara, como Ángeles y como otras tantas pibas que encuentran la muerte demasiado pronto, pero por ella los medios no se indignan, por ella las masas no se movilizan, por ella el Estado no mueve un dedo”, apunta la organización social.
Agrega que “la familia de Guadalupe había pedido ayuda a la Dirección Provincial de Niñez, y no hubo respuesta...NUNCA hay respuestas cuando preguntamos por la vida de lxs pibxs...desde la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud venimos exigiendo la aplicación de políticas para la vida. Y cuando lo decimos así es porque realmente son políticas para la vida: como la vida de Guadalupe. Guadalupe parecía tener un destino signado, era mujer, joven y villera, tres condiciones que la sociedad no perdona y que el Estado invisibiliza. No hay una menos si no hay justicia por Gaudalupe”, termina diciendo el documento claro, profundo y simple de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud de Rosario.
Guadalupe tenía solamente doce años y su matador, dieciséis.
Edades que denuncian una fenomenal hipocresía cuando se habla del interés superior del niño y la importancia de los derechos de los adolescentes.
Postales de una sociedad cada vez más carnívora contra sus propios pibes, contra sus propias niñas.
Fuentes: Diario “La Capital”, viernes 27 de mayo de 2016 – Comunicado de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud de Rosario.
Edición: 3162
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