Golpes y gas pimienta en un comedor infantil

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(APe).- La noche en Villa Caraza se volvió infierno. Cuando la policía entró a romper, a lanzar gases y a golpear a los chicos, el comedor Los Cartoneritos vio derrumbarse la hora bella de la comida, cuando se juntan cien pibes por noche mientras sus familias recogen lo que encuentran en las calles vacías.

En medio del espanto, el Movimientos de Trabajadores Excluidos (MTE), que lleva adelante el comedor, pudo armar un comunicado denunciando que "irrumpieron violentamente, sin explicación alguna, y reprimieron a mansalva a niños y adolescentes, rompieron todo el comedor, tiraron gas pimienta. Hay chicos lastimados y detenidos". Villa Caraza es parte de Lanús.

Según relatan, la policía llegó, encarnizada, persiguiendo a un muchacho que, dijeron, había robado. Y se ocultó en el comedor, donde habría algún familiar en el que podía guarecerse. Las autoridades suelen redactar protocolos detallados para enfrentar las protestas de los pobres. Pero no los cuelgan en las armas de las fuerzas de seguridad. Que pueden irrumpir salvajemente en un galpón donde cenan niños y adolescentes, arrojando gas pimienta como en una guerra declarada.

El gas lacrimógeno y el gas pimienta cayeron dentro de las ollas. Es decir que, además, los chicos se quedaron sin alimento. Detenidos, golpeados, hasta desaparecidos por unas horas estuvieron adolescentes –de 16 y 17 años- y algún adulto. Hasta la comisaría 5° de Villa Diamante fueron los vecinos para reclamar por los detenidos.

"Estábamos en el comedor Los Cartoneritos donde comen 100 chicos todos los días, en un confuso episodio de enfrentamiento entre la policía con una persona que no es de nuestro grupo y que, supuestamente venían persiguiendo. Las compañeras salieron a ver qué pasaba y eso terminó en una represión con chicos lastimados, donde se tiró gas pimienta adentro del comedor", afirmó a Infonews Juan Martín Carpenco, militante del MTE. Un colectivo nacido en los días rebeldes y turbulentos de finales de 2001 desde el que enfrentar la vida recogiendo por las calles cartones, vidrio, papel, plástico para enfardar y vender como material reciclable.

En las puertas de la comisaría, ellos esperaban largamente las respuestas que tuvieran para dar el intendente Pro Néstor Grindetti y su secretario de Seguridad, Diego Kravetz. Uno de los chicos detenidos estaba muy golpeado, lo que hacía suponer que a eso se debía la tardanza en aparecer.

La reacción veloz de la Red contra la violencia institucional logró viralizar la represión y desnudar la impiedad de las fuerzas de seguridad. El silencio del poder se prolonga. El miedo de los pibes se hace carne en la piel.

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Edición: 3366


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