Gestos dispersos

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(APE).- Carpentier escribía que hay un inconcebible desajuste entre el tiempo del Hombre y el tiempo de la Historia. Entre los cortos días de la vida y los largos, larguísimos años, del acontecer colectivo.

 

Los mejores humanos tienen una utopía en gestación: un tiempo de privilegio para los niños y la ilusión de su alumbramiento, pero faltan siempre peldaños para llegar y siempre sobran emboscadas y ausencias. Las fotografías que nos proporciona generosamente la realidad nos dice que todavía estamos inscriptos en una sociabilidad donde la crueldad es su nota más clara.

En Arroyo Seco, provincia de Santa Fe, el viernes pasado, dos niños de ocho y once años ingresaron a robar en una casa ubicada en la calle Libertad al 200, con una copia de la llave. Pequeños-humildes-benditos nos humillan tomando el dinero y cargando dos mochilas con juguetes. Para los niños fue una alegría de una sola vez, de ésas que no son nunca más.

La policía -que siempre llega tarde- los detuvo rápidamente: los niños habían dejado una estela de suspiros rotos y quimeras lastimadas.

La historia es inexorable. Nuestro país debe volver a ser un mundo de padres hirvientes de trabajo humano -esa utopía dorada- de lo contrario la infancia nacida en los arrabales desmantelados del mundo, será unas cuantas fechas gastadas, unos gestos dispersos.

Fuente de datos: Diario La Capital - Rosario 14-09-04


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