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(APE) - La condena fue por aclamación. Cuando los jueces Oscar Rawson Paz, Rodolfo Julio Urtubey y Pedro Benjamín Aquino dijeron “perpetua”, la palabra sonó reparadora para las familias de los tres chicos asesinados el 29 de diciembre de 2001 en Floresta y se produjo el estallido. Algunos lloraron abrazados, otros convirtieron la bronca en insulto, un puñado optó por vivas y aplausos.
El festejo adquirió tal dimensión que el presidente del Tribunal Oral 13, Oscar Rawson Paz, apenas pudo exponer la decisión de “condenar a prisión perpetua por homicidio calificado por alevosía al suboficial Juan de Dios Velaztiqui”. Dejó para otro día la lectura de los otros siete puntos del veredicto. Antes del cierre, Velaztiqui le había pedido perdón “a Dios Todopoderoso”, a su familia, a la Policía Federal y recién después a los padres de los tres chicos asesinados aquel oscuro fin de año.
El 29 de diciembre de 2001, Velaztiqui disparó contra cuatro amigos que miraban televisión en la estación de servicio de Gaona y Bahía Blanca, Floresta, cuando escuchó lo que decía uno de ellos al ver imágenes de manifestantes que golpeaban a un policía tras la caída del fugaz presidente Adolfo Rodríguez Saá. En ese momento, Velaztiqui –que estaba retirado pero trabajaba como custodio de la estación convocado por la Policía– disparó cuatro tiros y mató a Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa. El cuarto amigo, Enrique Díaz, logró escapar.
Fuente: Pagina 12. 7 de marzo de 2003
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