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Por Carlos del Frade
(APe).- -…si igual los guachos no andaban. Después pasaron un par de data de que estuvieron en una casa de fin de semana por ahí.
-Dejá. Sos un queso. Sin andan regaladitos esos, cómo no los vas a poder encontrar…
-Es verdad lo que vos decís…andan por ahí. Hoy es jueves, me voy a fijar con los guachos, a ver si anda.
-Hoy no creo ya para que no los hagas salir tanto a los pibes.
-…bueno el pibe éste, ¿tiene auto, un tutú, algo?. De última para que lo levanten de ahí que arreglen ellos y ya está, yo te iba a tirar una monedita, ahí el pibe mío iba a ir ellos…
-Si, si, yo tengo a lo pibe…tiene la moto, boludo.
-Ah, bueno, dale. Decíle que hablen con el mío, que yo ahora cuando vo te crucé con el pibe tuyo, yo le digo…
-Si, quédate tranquilo…yo le digo que organicen y así si está la motito ahí nomá…
-Boludo, todo bien. Ahí ya tipo ocho voy un ratito al City a ver qué onda…
-Si, si…fíjate bien. Hacemos bien, a ver si nos dan algo bien piola…
-…ahí ya les dije a los guachos qué es lo que tienen que hacer así que vamos a ver cómo sale…
Estos diálogos forman parte de la causa judicial que se tramita en los juzgados provinciales rosarinos luego del asesinato al contador Enrique Encino, en la noche del sábado 18 de enero de 2020, en el sector fumadores del mayor casino de América del Sur, el City Center, en la zona sur rosarina, donde desemboca la autopista con Capital Federal.
Esas charlas dan cuenta de la utilización de pibas y pibas.
Chicas y chicos que terminan siendo propiedad de jefes de pandillas o bandas narcos.
El pibe “mío” o “tuyo”, son adjetivos posesivos que remarcan esa utilización de adolescentes para fines delictivos.
“Guachos” a los que se les encomiendan trabajos por “moneditas”, como revelan estos audios.
No hay libertad posible para esas pibas y esos pibes “míos”, “tuyos”, “guachos” a los que les pagarán “moneditas”.
No hay libertad. Son esclavos del tercer milenio.
Víctimas de una sociedad en que el dinero ordena que esas chicas y esos chicos sean rápidamente reemplazados por otras y por otros, en el caso de caer.
La impunidad del lavado de dinero procedente del narcotráfico, la trata de personas, el contrabando de armas, la evasión impositiva y el negocio de las autopartes robadas posibilita la robusta presencia de la esclavitud del siglo veintiuno.
El jueves 23 de enero de 2020, la nueva ministra de Educación de la provincia de Santa Fe, Adriana Cantero, sostuvo que entre el séptimo grado del final de la primaria y el primer año de la secundaria, ocho mil chicas y chicos abandonaron la escuela en el año 2018.
-Todos estos datos fueron compartidos con los intendentes y jefes comunales de la provincia, junto con la nómina de los chicos que tenemos que ir a buscar para que vuelvan a la escuela – sostuvo la funcionaria.
Ese exilio de las escuelas enfrenta a las pibas y los pibes con los agujeros negros que crecieron en los barrios de las grandes ciudades argentinas a partir de los años noventa y que se profundizaron en los últimos cinco años, los huecos sociales que dejó la desocupación y la desaparición de talleres metalúrgicos y textiles donde crecen las nuevas pandillas esclavistas del tercer milenio, las vinculadas a los negocios ilegales.
Los dichos que aparecen en las nuevas causas judiciales denuncian el regreso de la esclavitud y también la cada vez más corta edad de los involucrados.
A pesar de estas certezas, muchas y muchos siguen pensando que la seguridad solamente será consecuencia de mayor represión.
Un absurdo que solamente será funcional al crecimiento de la esclavitud en las grandes ciudades argentinas.
Fuentes: Documentos judiciales, enero de 2020, Centro de Justicia Penal de Rosario. Diario “La Capital”, viernes 24 de enero de 2020.
Edición: 3927
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