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Por Silvana Melo
(APe).- Los pibes saben quién es el enemigo. Lo sienten en la calle. En la espalda. En la panza. Las infancias saben quién las persigue. Y para qué. Saben quién les manda la gendarmería cuando murguean en la villa. Saben quién las saca del medio porque ensucian la esquina, afean el centro, manchan de hambre las luces de la fortuna. Saben quién les manda la policía y el paco. Quién los rodea con una eficaz estrategia de eliminación. Saben quién decide que la Argentina es un país libre y el que quiere andar armado que ande armado y que haya licencia para matar total los que mueren son siempre los mismos.
Saben, los niños, quién les manda la prefectura para matarlos por la espalda si son mapuches y quién les manda la gendarmería para educarlos en valores si son jóvenes y la escuela los expulsó y el mercado laboral los desprecia porque no califican y los precariza y los humilla etiquetándolos con conjunciones negativas y les cuelga el sambenito de ni ni.
Saben los pibes quién es el enemigo. Quién los mata con el veneno del agronegocio y quién los mata por la espalda. Saben que el enemigo premia al envenenador y condecora al que mata por la espalda.
Lo sienten los niños. Al hambre. Sienten al enemigo que los empobrece todo el tiempo. Y más. La mitad de los chicos de hasta 14 son pobres. El 52 por ciento de los niños y adolescentes del país son pobres. En cuatro años las panzas como cuartos vacíos, con ecos sin futuro, se multiplicaron.
Lo sienten los niños. Al gatillo que se acelera detrás, en 2015 un pibe muerto cada 28 horas bajo la bala institucional, en 2016 uno cada 25 horas, en 2017 uno cada 23, en 2018 uno cada 21. Y los niños se empeñan en seguir naciendo a borbotones, en resistencia aunque quieran que se acaben.
Ellos saben quién es el enemigo. Que hoy lunes aparece incierto, en desvarío, como un boxeador que recibió un golpe fatal bajo la panza. Mientras los mercados reaccionan y las infancias saben que esa reacción será más pobreza porque el patrón del enemigo volantea desde afuera.
Saben los pibes que hay que mantenerse en pie. Que en los tiempos que vienen estarán en peligro. Como siempre. Pero habrá que pelear. Y plantarse. Ante el enemigo que los empobrece, que les manda la gendarmería, que los mata por la espalda, que condecora al que los mata por la espalda, que les pone el hambre en el sitio donde debe ir esa estrella que pensó Tejada.
Edición: 3923
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