El tiempo de Lorena

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Por Sandra Russo

(APE).- Lorena tenía siete años. La semana pasada iba caminando con sus padres, en La Plata, y se descompuso. Un vómito y un fuerte dolor de estómago precedieron a un desmayo. Fue trasladada de urgencia al Hospital Gutiérrez de esa ciudad. Pero Lorena murió. Era tarde cuando los médicos intentaron hacer algo por ella.

Tenía una parasitosis no tratada que le provocó una peritonitis aguda. Pertenecía a una familia pobre y numerosa que sobrevive con un plan de alimentos que les provee el Centro de Salud N° 15. Allí, en el mismo lugar donde a sus padres les eran facilitados de tanto en tanto bolsones con comida, consta, en la historia clínica de Lorena, que la última atención médica requerida para ella data de 2003, cuando le fue aplicada una vacuna.

En el Hospital Gutiérrez, el médico Sergio Barbato, jefe de guardia del servicio de pediatría, señaló que Lorena “ingresó con una obstrucción de páncreas muy severa, causada por un parásito llamado Ascari, que se depositó en la ampolla de Váter, provocando una pancreatitis necrohemorrágica y una peritonitis. Falleciendo el mismo día, sin dar tiempo siquiera a la intervención quirúrgica”.

Pasando en limpio, Lorena murió de causas evitables, prevenibles, absurdas, torpes, murió por una causa imbécil. Murió, especialmente, por una causa menos médica que social. “La parasitosis -dijo el doctor Barbato- es lamentablemente un cuadro muy común en los barrios pobres de nuestra ciudad, donde generalmente se consumen líquidos contaminados. En este caso, el cuadro progresó con muy mala fortuna, ya que no es común que el parásito se aloje en un lugar así. De todos modos, lo que causa más dolor es que en este caso provocó una muerte absolutamente evitable, ya que la parasitosis es fácilmente reversible, y además generada por una situación social de riesgo. Porque con mejores condiciones de vida, y fundamentalmente si en los barrios pobres no hubiera agua contaminada, estos casos no se presentarían”. ¿Todo dicho? ¿Hace falta aclarar todavía más que la muerte de Lorena pesa como un terrible recordatorio de todos los chicos que diariamente son atropellados por la inequidad? Ella se descompuso y, tal como dijo el médico, murió “sin dar tiempo siquiera a la intervención quirúrgica”. Conviene dejar latiendo esa frase, sobre todo el “sin dar tiempo”. ¿Quién o qué se quedó con el tiempo de Lorena, con todo el tiempo que tenía por delante? Alguien o algo le robó a esa nena su tiempo, su destino, su ruta, sus peripecias vitales. Estas muertes son parte del saqueo.

Fuente de datos: Diario El Día - La Plata 20-05-05

 


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