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Por Carlos del Frade
(APe).- En la Argentina los únicos privilegiados son los niños, decía la mítica leyenda que desde el peronismo anidó en lo profundo de la conciencia política y social del país del sur que este año celebró sus doscientos años de supuesta independencia.
En estos días donde los próceres del siglo diecinueve y alguno del veinte, como Evita, justamente, la difusora de aquella consigna intergeneracional, serán devorados por los animales en extinción en esa puesta en escena cotidiana y casi íntima que son los dibujitos en los billetes, las expresiones del poder en la vida cotidiana de los habitantes de estos atribulados arrabales del mundo.
Habrá que convenir que la disputa entre Evita y Julio Argentino Roca en el billete de cien pesos no pudo definirse. El genocida se las ingenió para sobrevivir hasta que sea tragado por la ballena o deglutido por el yaguareté, los animales que ahora borrarán los pesados fantasmas de la historia.
Sea como sea, en la Argentina del bicentenario de la independencia, las pibas y los pibes cada vez son más los perjudicados y no precisamente por la amenaza de monstruos ni fantasmas, sino por una política económica que se manifiesta de una manera brutal a través de los números, las vísceras de la sociedad, como le gustaba decir a Raúl Scalabrini Ortiz.
En el nuevo estudio de la Universidad Católica Argentina, llamado “Las múltiples dimensiones de la pobreza infantil. Incidencia, evolución y principales determinantes (2010 – 2015)”, las cifras marcan la sepultura definitiva de aquel sueño colectivo que hacía centro en la niñez.
El 40 por ciento de las chicas y los chicos de cero a diecisiete años son pobres, comienza diciendo la investigación. Esto significa que casi cinco millones de nenas y nenes no tienen lo básico para vivir.
Mientras tres de cada diez adolescentes, entre dieciocho y veintinueve años, también están empobrecidos. Un universo de alrededor de tres millones de muchachas y muchachos.
La niñez, entonces, es aún más castigada que la adolescencia.
Sostiene la investigación que ingresan a la pobreza multidimensional moderada los niños/as que: viven en situación de hacinamiento medio y/o en viviendas precarias en términos de su construcción; no tienen acceso a una atención preventiva de la salud y no cuentan con obra social, mutual o prepaga; carecen de una estimulación temprana suficiente; asisten a la escuela pero carecen de ofertas educativas; o cuando son adolescentes presentan sobre-edad y/o trabajan en tareas domésticas intensivas y/o económicas. En tanto ingresan a la pobreza multidimensional severa los niños/as que presentan al menos una de las siguientes privaciones severas: tener hambre y no acceder a ayuda alimentaria directa; no tener acceso al agua de red y no contar con inodoro con descarga; vivir en situación de hacinamiento crítico y/o en una vivienda precaria en términos de los materiales de su construcción; no tener las vacunas que corresponden a su edad; no acceder a ninguna tecnología de la información; carecer de estímulos emocionales e intelectuales en la temprana infancia; no asistir a la escuela entre los 4 y 17 años.
“…en el último trimestre de 2015, más del 56% de la infancia se hallaba privado del ejercicio de al menos 1 derecho en una gama de capacidades básicas. En el interior de esta población, se ha reconocido una situación de privación severa en el 19% de los casos y una situación de privación moderada en el 37%”, apunta el estudio.
Traduciendo en números, tratando de imaginar caritas y situaciones, esto quiere decir que en la Argentina donde los animales en extinción se comen los fantasmas y los ideales de las figuras de su historia, donde alguna vez se imaginó que los niños eran los únicos privilegiados; aquí, en estos mapas de variados colores y múltiples riquezas, más de siete millones de niñas y niños entre cero y diecisiete años no tiene alguno de estos derechos garantizados. Y que más de dos millones de ellos tiene una privación severa.
Mientras tanto, los grandes medios hablan de bolsas repletas de dinero, conventos no santos, la AFA sin rumbo, las tarifas a favor de las multinacionales y un presidente que miente sobre un futuro que pocos, muy pocos llegan a ver.
En este nuevo informe de la UCA, “Las múltiples dimensiones de la pobreza infantil”, una vez más se demuestra la contundencia de las múltiples dimensiones del saqueo.
Esa mutilación permanente de la Argentina, donde Evita y los niños serán devorados por animales en extinción y bestias humanas que solamente están atentas al servicio de los intereses minoritarios.
Fuente: Informe de la UCA, “Las múltiples dimensiones de la pobreza infantil. Incidencia, evolución y principales determinantes (2010 – 2015)”, Ianina Tuñón y Santiago Poy, 2016.
Edición: 3197
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