El regreso de los faraones

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Por Carlos del Frade

(APE).- Diez plagas desató Jehová contra el pueblo egipcio para que el corazón del faraón comprendiera la necesidad de que los hombres de Israel fueran libres. Eso cuenta el Antiguo Testamento, en el libro llamado Éxodo.

 

Entre esos castigos a la soberbia y la explotación, vino la sarna. “Tomad puñados de ceniza de un horno, y espárzala Moisés hacia el cielo delante de Faraón. Y vendrá a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, el cual originará sarpullido que cause tumores apostemados en los hombres y en las bestias, por todo el país de Egipto... Y los magos no podían estar delante de Moisés a causa de tumores porque hubo sarpullidos en los magos y en todos los egipcios”, dicen los versículos del segundo texto bíblico.

Aquel sarpullido que servía de castigo para los poderosos y sus súbditos era conocido desde hace cientos de años antes de Cristo. Era la sarna.

Muchos siglos después, en el Gran Buenos Aires, cerca de la capital de la principal provincia argentina, existe el riesgo de que la sarna se convierta en una epidemia.

La enfermedad de los tiempos de los faraones está entre los que viven en el principal estado del país del sur.

La sarna se multiplica en los territorios que desde la votación e implementación del Fondo del Conurbano Bonaerense, en 1992, reciben casi un millón de dólares diarios.

Dinero para faraones del tercer milenio. Castigo, la sarna, para el pueblo despreciado por los redivivos faraones del conurbano.

La noticia dice que varias familias de cinco barrios cercanos a La Plata, Santa Ana, Las Rosas, La Granjita, Malvinas y Don Fabián, en la periferia de Melchor Romero, están infectadas con sarna.

Pero a pesar de los casos detectados, los funcionarios que deberían atender las necesidades sanitarias de la población, no se han hecho eco del problema. Les dicen que no hay medicamentos contra la sarna.

-Fuimos todos a la unidad sanitaria. Nos hicieron el diagnóstico pero no tenían el medicamento. Nos derivaron al Hospital de Romero y ahí tampoco lo tenían -contó la señora Hilda del Tránsito Rojas, mamá de doce hijos, casi todos afectados por la plaga bíblica.

Por su parte, Néstor Fernández, titular del llamado centro de salud número 14, apuntó que el brote de sarna es “normal” porque “todos los años aparece la enfermedad y en esta unidad no hay medicamentos para la sarna. Enviamos a los pacientes al Hospital de Romero”, dijo sin mayores rubores.

Un estudio realizado por los profesionales del Hospital de Niños “Sor María Ludovica”, informó que un quince por ciento de las consultas efectuadas en el servicio dermatológico es por la denominada escabiosis, la enfermedad que se contagia a partir del contacto directo con la persona afectada pero que se multiplica en condiciones de hacinamiento como coinciden diversos pediatras.

A principios del tercer milenio, en uno de los territorios más ricos del planeta, en la provincia de Buenos Aires, la sarna vuelve a surgir entre los más maltratados integrantes de un pueblo que, sin saberlo, ha sido expoliado por renovados faraones de estos lugares.

Varios millones de dólares han pasado desde la primera aplicación del Fondo del Conurbano Bonaerense y así está la vida de los que insisten en soñar y amar en sus partidos, ciudades y barrios.

Una plaga de los tiempos de la lucha de la liberación del pueblo judío está en la piel de los más castigados.

Alguna vez habrá que liberarse de manera definitiva de los faraones, por lo menos para que plagas bíblicas como la sarna dejen de ser un castigo sin medicamentos y que el futuro tenga más de salud que de enfermedad.

Fuente de datos: Diario El Día - La Plata 30-08-05


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