El pensamiento del Banco Mundial

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Por Carlos del Frade

(APE).- Suelen ser inescrutables las mentes que trabajan en organismos internacionales como el Banco Mundial. Son capaces de decir que la pobreza se multiplicó por diez en treinta años y que, en forma paralela, los pobres viven mejor. Curiosa deducción de técnicos y analistas respetados en las altas esferas del poder y que, incluso, brindan conferencias, asesoran gobiernos y hasta son contratados en universidades privadas y públicas para brindar semejantes zonceras intelectuales.

 

Desde el título del estudio es necesario ponerse en guardia.

Dicen los cerebros del Banco Mundial: “A la búsqueda de un crecimiento sostenido con equidad social”. Parece ser una meta, un desafío en el cual ellos, los investigadores del organismo, están comprometidos y son conscientes de cada número que seguirá a la consigna título.

Sostienen que la “crisis” argentina... ¿cuándo dejarán de hablar de crisis y empezarán a decir saqueo, robo, estafa, traición o palabras castellanas más claras y explicadoras que “crisis” que termina siendo una máscara para ocultar crímenes o delitos muy grandes? ¿Cuándo los organismos internacionales dirán palabras verdaderas?

Sigue diciendo el trabajo del Banco Mundial que la “crisis argentina afectó más a los grupos pobres de la población que a los ricos, pero la recuperación posterior favoreció indudablemente a los pobres".

Una verdadera demostración de originalidad intelectual.

Los más afectados, los pobres, fueron los más favorecidos.

Una falsa simplificación de la maravillosa consigna política del artiguismo que decía que “los más infelices serán los más privilegiados” pero después de conquistarse la liberación, la igualdad, el reparto de tierras y generar un gobierno que sea elegido y corregido por el pueblo en asambleas cada seis meses.

Hay una diferencia, pero el Banco Mundial no debe tener en cuenta los hechos y dichos del artiguismo.

Los cerebros del Banco Mundial afirman que “mientras que en 1974 la pobreza sólo afectaba a 4,5 por ciento de la población de la ciudad de Buenos Aires y su conurbano, en 2004 había trepado a más de 43 por ciento, pese a la recuperación parcial que experimentó tras el pico de 53 por ciento en 2002”.

Cifra que marca la brutal concentración de riquezas por una parte y la multiplicación de la exclusión por otra.

“No obstante, la pobreza era mucho más elevada en 2004, como consecuencia de la distribución cada vez más despareja del ingreso registrada en los últimos 30 años", agrega el trabajo.

Y dicen que "la recuperación fue pro-pobre y un factor importante que determinó ese resultado pudo haber sido la variación de los precios relativos observada después de la devaluación".

Frente a semejante análisis ahora se explican que ex presidentes fueran capaces de decir: “Estamos mal, pero vamos bien”.

Presidentes y organismos internacionales que con pensamientos y frases tan ambiguas son capaces de continuar el saqueo contra las mayorías sin tener el mínimo prurito moral.

Pero el problema es que no se trata de un error conceptual, sino de un sistema ideológico preparado para desfigurar la realidad y desorientar a la hora de buscar caminos políticos y de organización popular.

Son los maestros desorientadores, como dijera alguna vez un dirigente del tercer mundo, de esos que pelearon para que también los empobrecidos tuvieran una nueva oportunidad sobre el planeta.

Fuente de datos: Informe Digital - Entre Ríos 11-01-06


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