El pan y los sueños de Belgrano

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Por Carlos del Frade

(APE).- El cuerpo y la mente de Belgrano gozaron y sufrieron en Tucumán. Batallas épicas en donde sus soldados vestidos con “desnudeces” y amores distintos y prohibidos, formaron parte de una geografía íntima del ideólogo de mayo de 1810, el único autorizado por el Vaticano para leer los libros censurados y maldecidos por heréticos. Allí aprendió que la felicidad de los pueblos se basa en la distribución de las riquezas y en la educación y el trabajo para todos.

 

 Fue en Tucumán que Belgrano soñaba con un país de iguales mientras desesperadamente pedía escuelas y pan y dinero para sus compañeros de armas.

 Están en las cartas de Don Manuel, en el llamado espistolario de Belgrano.

 Apuraba la declaración de la independencia a ese congreso reunido justamente en su querida Tucumán desde el 24 de marzo de 1816 porque entendía que independencia era sinónimo a pan y escuelas.

 Belgrano se murió sin poder pagarle a su médico de cabecera más que una incrustación de oro que tenía en su dentadura y no supo qué camino seguirían sus sueños, amores y pesadillas que anidaban en los diferentes rincones que visitó en Tucumán.

*El 80 por ciento de los menores de 18 años son pobres, y la mitad de ellos sufren hambre: 250 mil de los 535 mil niños que viven en Tucumán.

*La provincia cuenta con una de las mayores tasas de mortalidad infantil.

*La provincia tiene el índice de asistencia escolar más bajo del país en la población comprendida entre los 15 y 17 años. El 20 por ciento de los jóvenes  de esa franja no estudia ni trabaja.

*El ingreso del 10% más rico de la provincia es 36 veces mayor al ingreso del 10% más pobre.

 Esta semana, los industriales panaderos de Tucumán volvieron a cabalgar por las pesadillas de Don Manuel y apuntaron a profundizar el cuadro de situación que describía el cronista alucinado por los números del espanto inventado por unos pocos.

 El precio del pan aumentó hasta un veinte por ciento.

 Esa fue la decisión de la Cámara de Industriales Panaderos de Tucumán.

 La entidad denunció un incremento en los valores de la harina, la grasa, la margarina y los aditivos que se utilizan para realizar los productos. A lo que también se suma -acotaron- el pago de las mejoras salariales dispuesta por el Gobierno nacional.

 De tal forma, el precio del pan podrá llegar a 2,40 pesos.

 Muy lejos del peso diario que muchos tucumanos tienen para sobrevivir.

 Sin embargo los industriales dicen que “con este aumento del producto sólo cubrirán los costos de la materia prima y no descartan que se produzcan cierres de comercios”.

 En la provincia de los chicos desnutridos, consecuencia del exilio de los sueños de Belgrano y del triunfo de las minorías, el pan se aleja de las mesas tucumanas. Como si una profecía de pesadilla permanente quisiera ganar definitivamente una apuesta sobre el destino de los tucumanos.

 

Fuente de datos: Diario La Gaceta - Tucumán 07-03-05 / Publicación Ciudad Nueva Nº 440 - Diciembre 2003


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