El Merkader de Vileza

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Por Alfredo Grande

(APe).- Hecha la ley, hecha la trampa... de la fianza. El juzgado, recordando el infaltable cartelito de los antiguos almacenes, podría poner uno que dijera: “Hoy hay fianza, mañana también”. Supongamos que fianza tenga la misma raíz etimológica que “fiar”, y que “confiar”. Digo supongamos porque no soy afecto a las etimologías verdaderas, pero me apasionan las inventadas. Debe ser la deformación profesional de psicoanalista, que me hace preferir lo “trovato” a lo “vero”.

 

Por Alfredo Grande 

“Hecha le ley, hecha la fianza”
“Creo más en la palabra del delincuente que en la del gobernante.
El primero al menos, no desmiente el delito.”
(aforismos implicados)

No reunió 200 pesos de caución y salió libre bajo juramento
Una fianza impagable. Después de pasar muchos meses detenido porque su familia no tenía los 200 pesos que un juez había fijado como “caución real”, un joven fue liberado por la Justicia. El caso, comentado por un representante del CELS y una investigadora en temas penales, da lugar a varias observaciones: una de ellas es que “los jueces tienen varias herramientas para evitar la detención de personas inocentes pero, presionados por la sociedad y por altos funcionarios, no las aplican”; otra es que “a veces los familiares, desesperados por conseguir el dinero para liberar al ser querido, lo obtienen con recursos ilegales, que así resultan ser promovidos por la Justicia”. Establecer fianzas que la persona no puede pagar se sintetiza como “una humillación lenta, irónica, reservada a ciertos sectores sociales”.
(Diario Página/12 20-01-09)

(APe).- Hecha la ley, hecha la trampa... de la fianza. El juzgado, recordando el infaltable cartelito de los antiguos almacenes, podría poner uno que dijera: “Hoy hay fianza, mañana también”. Supongamos que fianza tenga la misma raíz etimológica que “fiar”, y que “confiar”. Digo supongamos porque no soy afecto a las etimologías verdaderas, pero me apasionan las inventadas. Debe ser la deformación profesional de psicoanalista, que me hace preferir lo “trovato” a lo “vero”. Cuando el sistema judicial establece una fianza cautelar en dinero (200 pesos o 100.000 para Corsi, pero ya sabemos que cada uno tiene la fianza que se merece) está diciendo que más allá del consabido “poniendo estaba la gansa” (refrán sexista que en otra ocasión discutiremos) su con//fianza es solamente en el dinero. “Dinero vil metal, mensajes de amor de curso legal” como canta el nano Serrat. En este caso, la fianza no es un mensaje de amor, pero sí refiere al curso legal. Para fiarse de... hay que ponerse. Pague para ver, como en el poker. Pague para salir. Una forma jurídica de aportar a la mercadotecnia consumista que se propone desde el Ejecutivo (¿o habrá que decir “poder ejecutiva”? ups...!) para salir de la crisis financiera nacional y entrar en la catástrofe financiera individual. Endeudamiento eterno. Quizá al Sr. Juez no se le ocurrió que los 200 pesos, mensaje de horror de curso legal, podría ser adelantado por financieras, bancos sean o no solidarios, prestamistas ad hoc, usureros todo terreno, etc. Spots publicitarios del tipo: “¡¡Fianza YA!!” “Indigentes: no se queden adentro... de la cárcel: financiamos cualquier fianza”. “Empresa La libra de carne: que tu exclusión no te encierre”. Esto parece una locura, por lo tanto, es cierto. Nunca olvidemos que la derecha es un delirio eterno y el núcleo de verdad de ese delirio es el dinero. Las cárceles privadas, por ejemplo, son el negocio del siglo, y no pocos intendentes ya están autorizando construcciones de modernos Castillos de If, aquel en que el desgraciado Edmundo Dantés fuera confinado por la traición de sus amigos. Naturalmente, no creo que ningún conde de Montecristi pueda ejecutar la justa venganza. La fianza, entonces, aparece como la negación de la con-fianza en aquello que hace de la persona su fundante: la palabra honrada. No basta con la palabra, al menos para el Juez. Tiene que llegar a la sala quinta de la Cámara del Crimen, para que nuevamente sea habilitada la con-fianza en la palabra. “La palabra es sagrada”, verdad de las clases trabajadoras que no tiene significado en los chirolitas del sistema predador. Pero siguiendo las máximas del genial César Bruto “en la sopa más repugnante siempre hay algo de nutritivo”, diremos que en esta vileza de la fianza que no se podía pagar, encuentro algo nutritivo. En vez de tomar el juramento a los mandatarios elegidos por el voto secreto (¿deberíamos decir clandestino por el resultado de algunas elecciones?) el Gran Escribano debería fijar una fianza para permitir que asuma el cargo. Es obvio que esta propuesta implica mi falta de con-fianza en el “sí juro” y mucha menos confianza en el “que la patria me lo demande” y nada en que los santos evangelios tenga algo que ver con la fuente de toda razón y justicia para los actos de gobierno de la república. Esta fianza, o caución real, pero no en reales, MERCOSUR mediante, sino en oro, por eso dije real, debería disuadir de actos reñidos con la moral pública y especialmente, con el código penal. Capítulo defraudaciones, estafas y otras formas de la gobernabilidad. Dicho en otros términos: si en el tribunal que “juzgó” a Sacco y Vanzetti el único lugar digno era el banquillo de los acusados, puedo decir que en esta patria del capitalismo en serio el único lugar digno es el de la voz de los que no tiene voz. Pero que pueden recuperar su palabra en la lucha cotidiana. Los que tienen demasiada voz, y voces, (algunos llaman a esto “pauta oficial”) no se le puede dar crédito (confianza, creencia) sino apenas darles un débito de arranque. Es obvio que un buen ejercicio de la democracia representativa les permitirá pagar cualquier fianza por alta que haya sido. Al menos, los mercaderes de la vileza al dejar el cargo, podrán “repatriar” los erarios públicos, aunque no los hayan colocado en el exterior.
Al Sr. Juez Omar Peralta: gracias por su colaboración en esta propuesta que sin usted no hubiera sido posible.
Como dice el tango PAN: “si jesús no ayuda, que ayude satán”.

Edición: 1432


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