El futuro

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Por Carlos del Frade 

(APe).- Había una vez un futuro.

Tenía colores indescifrables y gustos misteriosos.

El futuro estaba allí, al alcance de la mano de cualquier hijo, de cualquier hija del pueblo.

La idea era simple: trabajar para vivir y que alcance para garantizar la educación de los pibes así ellos construían una existencia mucha mejor que la de los padres.

Así de simple era la idea.

Fue una consigna que atravesaba las familias de la Argentina, por ejemplo, durante décadas y cualquiera podía coincidir, aunque fuera de derecha o izquierda.

Los pibes iban a vivir mejor que los padres.

Porque había un futuro.

Una esperanza siempre abierta, cerquita. Se palpaba en lo cotidiano.

Ahora ese futuro está herido.

Anda ocultándose de la vista de los más pibes. Será por eso que están tan desesperados. Tan vacíos de esperanzas.

¿Dónde está ese futuro?

¿Dónde?

¿Quiénes son sus secuestradores impunes, sus desaparecedores contemporáneos?

Y más allá de estas preguntas, la vida cotidiana lleva un ritmo que no parece responder a las necesidades humanas.

Al contrario. Si los anarquistas dividían la jornada en ocho horas para el trabajo, ocho para el amor y el estudio y otras ocho para el descanso; ahora los tiempos demuestran que las existencias están encarceladas en exigencias que poco tienen que ver con la alegría, la libertad y la aventura.

Hasta la mismísima Organización Mundial de la Salud acaba de realizar una advertencia sobre el futuro.

-La actual generación de chicos podría ser la primera en muchísimo tiempo en tener una esperanza de vida menos elevada que la de sus padres por el avance de enfermedades relacionadas por el estilo de vida – dijo Margaret Chan, la actual referente de la Organización Mundial de la Salud.

La información remarca que “estas patologías se centran cada vez más en personas jóvenes e incluso en niños, que pueden sufrir de hipertensión y algunos tipos de cáncer. A eso se agrega, según la responsable de la Organización Mundial de la Salud, que 43 millones de niños en edad preescolar sufren de obesidad o sobrepeso, una condición que genera riesgos para la salud a lo largo de toda la vida”.

Estos males dejaron de ser el patrimonio de las clases más pudientes y pasaron a ser propiedad de todos los sectores sociales.

Para La Organización Mundial de la Salud, “seis de cada diez muertes que ocurren en el mundo se deben a enfermedades que no se contagian y pueden prevenirse. En total, 35 millones de personas fallecen cada año por problemas del corazón, derrames cerebrales, diabetes, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y desórdenes mentales. De esas víctimas mortales, hasta el 80 por ciento se encuentra en países en desarrollo, donde los cuatro grandes factores de riesgo (consumo de tabaco y alcohol, alimentación inadecuada e inactividad física) tienden a aumentar”, apunta la noticia.

Fuente de datos:
Diario Clarín 25-02-10

 

Edición: 1715


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