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Por Silvana Melo
(APe).- Estoy tomando todas las decisiones para cuidarlos, dijo. Dos minutos duró el discurso presidencial, una caricia, un mimo para esa abstracción fatal que son “los mercados”. Un fantasma incorpóreo que se devora las migas de esta ingenuidad. Y que deja desnuda a la masiva vulnerabilidad de millones que no llegan a comprender quién les tira de la camisa para provocar esa desnudez pública, esa indignidad de no tener nada, ese golpe que arroja a la calle.
Estoy tomando todas las decisiones para cuidarlos, dijo. Y apretó el botón de pedir, ya no con la mano extendida como los pibes en el semáforo o como el flaco que lleva su niño en brazos cuando redondea los dedos con forma de moneda. Ya sin sentido, porque el dólar a 32 pesos redujo la moneda a un símbolo sin valor. A quién cuida, era la pregunta, pero pasaron dos minutos y se fue. Y la respuesta no es a los catorce millones de niños que crecen de Jujuy a la Tierra del Fuego, la mitad de ellos con huesos descalcificados, obesidad de fideos, escualidez de paco y desnutrición, futuro talado como los bosques del NOA, con la comprensión acotada por la abundancia de plomo y la escasez de nutrientes. Con la educación hecha trizas por el ajuste, la salud derrumbada por la decisión de dónde se gasta y para qué y un porcentaje amplísimo de anónimos incluidos en los arrabales del sistema como para siempre. Sin timbre para tocar ni fisuras para colarse.
Estoy tomando todas las decisiones para cuidarlos, dijo. Y pidió más al Fondo y pagar será la condena de unos cuantos mañanas, el descrédito de la esperanza, la sentencia fatal en un juicio de película ya vista, de rodaje que ya fue, de un streaming que no se detiene, de un presente continuo que abolió el pasado y perdió el futuro en el camino.
Entre enero y julio de 2018 se pagaron 193.500 millones de pesos de intereses de la deuda.
Entre enero y julio se invirtieron en obras 100.000 millones del presupuesto nacional.
La vida de las universidades de todo el país se presupuestó en 109.000 millones para todo 2018. (*)
El pago de los intereses de la deuda duplica lo concedido para todo el año. Es educación universitaria. Porvenir construido con barro y bambú. O con la solidez de la casa donde viven los pocos.
A quién cuida el Presidente.
Confiesa John Perkins (**). Primero se identifica a un país con algo del interés del imperio. Petróleo, agua, hidrocarburos no convencionales, oro, litio. Después se genera un préstamo fenomenal desde el Banco Mundial o el FMI. “Pero ese dinero nunca llega a ese país sino a nuestras corporaciones para hacer centrales eléctricas, puertos, infraestructura, cosas que benefician a una minoría rica y a nuestras corporaciones. Pero al común de la gente no llegan en absoluto. Sin embargo, toda la gente soportará la deuda”.
Confiesa John Perkins que la deuda es enorme e imposible de devolver. Entonces los sicarios económicos aconsejan privatizar para las corporaciones, vender el petróleo (o el oro, el litio, los hidrocarburos o los acuíferos) barato a las corporaciones. Y construir bases militares en el país y participar de sus guerras y ser soldaditos en la ONU. Para las corporaciones.
Confiesa John Perkins. Como la deuda no se puede pagar, se refinancia pagando más y más intereses y exigiendo ese quid pro quo, es decir el buen gobierno, que vende sus recursos, gasta poco, descarta lo que no es rentable, compra bolsas negras para acopiar población remanente y apilarla en los basurales a cielo abierto del sistema.
Perkins lo llama el imperio clandestino. Que no mata con misiles ni invasiones. Sino que aprieta con el hambre y las balas internas, la del estado que elige a quién cuida.
Como el Presidente, que volvió a apretar ayer el botón de pedir pero no con la mano extendida como el pibe de los semáforos. Sino con la rodilla en tierra, como el dominado al dominante. Al propietario. El Fondo Monetario pondrá cara de enojo. Y prestará más. Fondos como calabozos. Como sogas al cuello.
Que pagarán los millones de inquilinos de una tierra que ya no pertenece. Con el desalojo en la bitácora.
Y con los cuidados del Presidente.
(*) Ex Jefe de Economía de la Chas. T. Main Inc. Autor del libro "Confesiones de un sicario económico".
(**) Datos del Ministerio de Hacienda de la Nación.
Edición: 3692
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