El exilio de los nombres

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Por Carlos del Frade

(APe).- Algún día pasará...

Será de mediodía.

Ciertas estatuas tomarán vida y dejarán sus lugares en medio de plazas, parques u otros lugares.
Cansadas de tanto desprecio a lo que simbolizan, el exilio de las estatuas iniciará la última marcha.

No querrán ser cómplices del maltrato al pueblo.

 

Será al mediodía en las grandes ciudades del país.

Cuando todos corren sin sentido hacia un destino gris.

No solamente pasará con las estatuas.

También sucederá con ciertos nombres y apellidos.

Habrá nombres que se caerán a pedazos de los frentes de reparticiones públicas, locales políticos, hospitales, escuelas, juzgados y hasta de las paredes de las calles.

Una rebeldía de las letras.

No por una cuestión individual de cada una de ellas, sino del contraste entre la memoria de esos nombres y el presente que nombran.

En la Argentina, cuando alguien nombra a Eva Perón está diciendo una mujer que luchó a favor de los que son más, especialmente a favor de las chicas y chicos, aquella señora que vivió un cachito del tiempo universal y que hizo posible que perdure hasta el presente esa frase de que en este país los únicos privilegiados son los niños.

Eva Perón es sinónimo de pibas y pibes felices.

Sin embargo no es así.

De allí la certeza que algún día ocurrirá la rebelión de nombres y estatuas.

En una de las provincias más ricas de la Argentina, en Mendoza, en el parque General San Martín, la Escuela Hogar “Eva Perón” presenta una geografía íntima de terror.

Ciento diez chicas y chicos, sobre un total de trescientos setenta, están desnutridos.

El treinta por ciento de los pibes que concurren a la Escuela Hogar “Eva Perón”, del Parque “General San Martín” de Mendoza, sufre desnutrición.

¿Qué harían Eva Perón y San Martín ante tamaña realidad?

La crónica periodística señala que “las razones de la mala alimentación son las mismas que llevan a los familiares de esos chicos a dejarlos al cuidado de la institución: pobreza, madres solas, abuelos a cargo de sus nietos, casos judicializados. Carencias que no distinguen clases sociales, según explican desde el cuerpo docente de la Eva Perón”.

-Siempre ingresan niños con problemas de bajo peso, porque son niños cuyas familias pasan por situaciones muy difíciles, de violencia o de necesidades económicas muy serias... Los chicos vuelven como pueden de las vacaciones, y gracias a Dios hemos formado un cuerpo de docentes que siempre los protege. Si vienen sin calzado, les consiguen calzado, si vienen desabrigados, les damos ropa; por eso este año renovamos los roperos, porque eran muy antiguos. En cuanto a la alimentación, cada vez que empiezan las clases empezamos de nuevo con ese chico que vuelve mal comido -resumió la directora de la escuela, Victoria Panero.

Quizás aquel exilio de estatuas y nombres no se produzca por la insistencia militante de maestras como Victoria Panero.

Pero lo cierto es que aquellos nombres señalan la necesidad de recuperar el país robado para que la palabra futuro y la vida de las chicas y chicos vuelvan a tener sentido en la Argentina de los nombres desconocidos.

Fuente de datos:
Diario Uno - Mendoza 30-04-09

Edición: 1503


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