El arma muda de las infancias

Una niña de 14 años. En silencio, como de costumbre, desenfundó el arma que tenía escondida en el pantalón y, sin miedo, caminó por los pasillos de esa institución ya vacía en la que, después de la propia casa, debería sentirse segura. Pasó en Mendoza, pero pasa en todos los rincones donde las infancias hablan y no las escuchan.
|

Por Martina Kaniuka

(APe).- Un helicóptero con efectivos de la Policía. Un equipo especial de las Fuerzas de Seguridad. El grupo Gris (Grupo de Resolución de Incidentes y Secuestros). El grupo GES (Grupo Especial de Seguridad). El Ministerio Público Fiscal. La sección de Minoridad de la Fiscalía provincial. El Ministro de Educación de la provincia de Mendoza. La Ministra de Seguridad de la Provincia de Mendoza. Los medios de comunicación provinciales y nacionales. Los directivos del colegio secundario Marcelino Blanco de la localidad del Pueblo de La Paz. Sus 12 mil habitantes. Todos expectantes, durante cinco horas.

Según el medio que se consulte, una niña, una adolescente, una nena, una menor de edad, decidió a sus 14 años ingresar al colegio y, después del primer recreo, a las 09.30 de la mañana, desenfundar un arma del interior del pantalón y apuntar a algunos de sus compañeros.  Puede vérsela de espaldas, en alguno de los videos que hizo circular la prensa, con su pantalón de gimnasia y la colita del pelo pendulando debajo de la nuca, caminando decidida, mientras apunta al suelo con el cañón de la 9 milímetros que le sacó a su padre, ex comisario puntano.

¿Qué lleva a una nena de 14 años a portar un arma?

Según las últimas estadísticas publicadas por la ONG global Bullying Sin Fronteras,  siete de cada 10 niños sufren todos los días algún tipo de acoso cyberacoso. Además, Argentina ocupa (a cifras de 2024) el tercer lugar entre los países del mundo con mayor cantidad de casos de bullying y ciberbullying, con un reporte anual de 270.000 casos.

Un estudio de Santiago Alejandro Resett,  Especialista en bullying y ciberbullying en adolescentes, publicado por el CONICET , describe cómo en nuestro país, las políticas públicas, hoy inexistentes en la materia, no contemplan los estudios científicos necesarios para la tipificación del fenómeno en la población adolescente, que permitan establecer niveles de bullying, características relevantes (dónde, cómo, desde hace cuánto, formas de padecerlo) y  cómo el sistema educativo no está preparado para definirlo correctamente. No existen, a nivel nacional, políticas de prevención y de intervención asertivas. La mal llamada y conocida como Ley Antibullying (Ley 26892 Promoción de la Convivencia y el Abordaje de la Conflictividad Social en las Instituciones Educativas), es solamente una enumeración de definiciones inacabadas y una enunciación de principios generales que no alcanzan a prevenirlo.

Ni bien salió del baño, finalizado el recreo, disparó tres veces al aire y durante más de cinco horas de mediación con la policía solicitó hablar con una docente a la que buscaba. Hay versiones -sin pruebas concluyentes- sobre la responsabilidad de la docente en la conducta de la niña. Lo cierto es que las autoridades del colegio declararon que tenía un registro académico impecable y que sus compañeros de curso agregaron que habla poco y que los últimos días la vieron llorar.

Los medios hablan de “negociación con la policía” y dicen que se “atrincheró”. Insisten en el noticiario en que “es callada”. “No habla”. “No tiene amigos”.  “Tiene buenas notas”.

Es el mes de la estudiantina en La Paz y, antes que despunte la primavera, los casi doce mil habitantes se preparaban para los festejos hasta que este miércoles – Día Mundial de la Prevención del Suicidio- junto con la campana terminó el primer recreo y se escuchó el primer tiro. La policía inició los protocolos previstos para situaciones de riesgo y evacuaron a todo el colegio. Al interior de la institución sólo quedaron las fuerzas de seguridad y la niña.

Una niña de 14 años. Una adolescente. Una nena. Una menor.  En silencio, como de costumbre, desenfundó el arma que tenía escondida en el pantalón y, sin miedo, caminó por los pasillos de esa institución ya vacía en la que, después de la propia casa, debería sentirse segura.

Una encuesta realizada por el Ministerio Público Tutelar reveló que el 66,2% de los menores de edad sufren bullying y no lo hablan con nadie. Un dato para nada sorprendente en el país donde el Presidente de la Nación acosa a un niño autista en las redes sociales.

El abogado experto en Asuntos de Derechos Humanos y Protección de la Niñez y cofundador de la ONG Bullying Sin Fronteras, Javier Miglino, define al bullying o al acoso escolar como un tipo de hostigamiento reiterativo de una o más personas hacia sus semejantes, en el cual la víctima sufre de amenazas, intimidación, manipulación e inclusive agresiones físicas, por eso se trata de "un enemigo silencioso que se nutre de la soledad, la tristeza y el miedo”.

Se calcula que hay un alumno con TEA cada 36, 11 cada 100 con TDAH y diez cada 100 con dislexia, lo que significa que al menos hay un niño o niña con alguna neurodivergencia en cada aula en nuestro país. El sistema educativo no está preparado, con aulas de 30 por curso, maestras sin recursos, y programas que enseñan a leer y escribir a niños que usan el celular desde que nacen, con libros fotocopiados, para darles contención.

La sobrepoblación de las aulas y la deficiente contención general, sumado a los costes económicos que cargan las familias con el desfinanciamiento del sistema de salud y el sistema educativo, imposibilitan una adecuada contención. El colegio se convierte en un lugar al que las infancias no quieren asistir y el sistema un lugar que los expulsa, en lugar de contenerlos.

Pero la niña tiene buen desempeño académico. Quizás no habla demasiado. Es callada. Tiene pocos amigos. Entonces se barajan hipótesis sobre su salud mental.  

Según datos oficiales, “en la Argentina, los suicidios constituyen la segunda causa de muerte en la franja de 10 a 19 años. En el grupo de 15 a 19 años, la mortalidad es más elevada, alcanzando una tasa de 12,7 suicidios cada 100 mil habitantes”.

Cada vida desdibujada en una estadística esconde detrás una historia donde las vulneraciones a esa identidad en desarrollo, se apilan como rocas pesadas, castigando hasta hundir las breves existencias.

Pero la niña no intentó suicidarse. Tiene buen desempeño académico. Es callada. No habla demasiado. Entonces quizás se trata de un problema intrafamiliar.

Según la ONG Argentinos por la Educación, 1 de cada 3 directores de escuelas estatales ha tenido que intervenir en casos de violencia familiar. En las escuelas privadas, uno de cada cuatro directores (26%) tuvo que hacerlo frente a este tipo de situaciones. 4 de cada 10 víctimas de violencia doméstica son infancias.

Según los medios de comunicación, la familia de la niña se hizo presente en el colegio, ni bien fueron anoticiados de la situación.

¿Qué lleva a una nena de 14 años a llevar un arma al colegio?

Sin respuestas todavía, un helicóptero con efectivos de la Policía, un equipo especial de las Fuerzas de Seguridad, el grupo Gris (Grupo de Resolución de Incidentes y Secuestros), el grupo GES (Grupo Especial de Seguridad), el Ministerio Público Fiscal, la sección de Minoridad de la Fiscalía provincial, el Ministro de Educación de la provincia de Mendoza, la Ministra de Seguridad de la Provincia de Mendoza, los medios de comunicación provinciales y nacionales, los directivos del colegio secundario Marcelino Blanco, de la localidad del Pueblo de La Paz y sus 12 mil habitantes, le brindarán ahora toda la atención que ninguno supo darle hasta que ingresó con un arma al colegio, hasta sentirse en calma cuando estuvo vacío.

Y quizás entonces ya no calle. Y tal vez todos entiendan que no hay infancias que concurran con armas para disparar en el colegio, sin instituciones ni adultos que no las escuchen ni contengan.


Suscribite

Suscribite al boletín semanal de la Agencia.

Sobre la fundación

Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.

Sobre la agencia

Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte