Dos millones de niños con hambre y tres leyes fatales

El presidente y su cohorte tienen gráficos de barras en lugar de corazón. No rompen superávits los jubilados ni los discapacitados. Sí los empresarios héroes y los evasores con bajas de impuestos y blanqueos liberados. 4.700.000 chicos no reciben los alimentos necesarios. 2.100.000 tienen hambre. Pero eso no toca corazones ni cambia nortes.
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Por Silvana Melo

(APe).- “Las vamos a vetaaaarrrr”, decía el presidente en la tardecita de ayer, con los ojos enrojecidos de ferocidad, ante un auditorio de aplaudidores en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. El Senado acababa de convertir en ley un aumento de sesenta mil pesos para jubilados que cobran 370 mil y una emergencia para las familias de personas con discapacidad que han quedado a la intemperie con la desfinanciación casi total de los organismos del estado. Apenas una gota de sensibilidad en el océano de la impiedad reinante. Que, junto con los ATN1 de los gobernadores que recuperaron cinco minutos de rebeldía, totalizan apenas la mitad del superávit que el gobierno muestra al mundo como a la supravalorada superioridad genital libertariana. No rompen nada los jubilados ni los discapacitados en el déficit fiscal. Pero no tienen la heroicidad de los grandes empresarios ni de los evasores profesionales premiados con blanqueos liberados y bajas de impuestos.

Mientras tanto, el informe del Observatorio de la Deuda Social de la oscilante Universidad Católica Argentina puso al aire mediático números escalofriantes que pasaron prácticamente inadvertidos. Un 16,5% de los niños de entre 0 y 17 años sufrieron hambre durante 2024 en el país. Una cifra sólo superada apenas en los peores días de la pandemia. Un 35,5% sufrieron inseguridad alimentaria, definida como falta de acceso a la alimentación suficiente para la saciedad y la nutrición. Que son nada menos que 4.700.000 niños con problemas de alimentación. La mitad, en privación alimentaria grave. Es decir, con hambre. Dos millones cien mil niños de entre 0 y 17 años.

Sin embargo esa cifra no se cayó de ninguna boca.

Ni de la furiosa del presidente.

Ni de la de su cohorte, preocupada por denunciar un golpe institucional desde las instituciones. O de pedir dinamitar el Congreso. O de exigirle que saque los tanques a la calle.

Dos millones cien mil chicos y adolescentes con hambre. Sin eufemismos. Hambre. Denunciada por la universidad católica. No por zurdos empobrecedores ensobrados.

El problema es que esos dos millones cien mil chicos no tocan el corazón de muchos. La niñez no desespera, no genera decretos, no revoluciona recintos. No mueve brújulas. No reinventa nortes.

El Día de la Independencia, 48 horas antes, el gobierno concretó el pago más grande del año a los acreedores privados: 4.300 millones de dólares. Paradojas de los calendarios. El día anterior habían vencido las facultades delegadas, un regalo de enorme generosidad que el Congreso había concedido al presidente un año atrás para que desmantelara todo lo que le diera la gana dentro del estado nacional. La escoba de Sturzenegger barrió con lo que él mismo llamó hojarasca, es decir todo lo que molestaba en el camino del exterminador.

101 regulaciones le sacó de encima Sturzenegger al presidente. Un grupo de gobernantes de acero y piedra, de extrema insensibilidad, a quienes sólo les interesa que cierren números imposibles en un cuadro donde se apiñan personas. Gente. Pieles, sangres, huesos. Sueños, historias, necesidades, alientos, deseos, hambres, esperanzas, espantos. Todo reducido por IA en una gélida planilla de Excel que en algunos ocupa el corazón, en otros el cerebro y en la mayoría ambos espacios.

Así terminaron con la Dirección de Vialidad y con la Agencia Nacional de Seguridad Vial: dejaron las rutas nacionales abandonadas, sin mantenimiento y las convirtieron en caminos hacia la muerte; disolvieron el Instituto Nacional del Cáncer y desmantelaron el Programa Nacional de Cuidados Paliativos, en una práctica de perversidad extrema.

Se disolvieron los fondos para emergencias, para la protección de bosques nativos, para el plan de viviendas Procrear, para la asistencia a víctimas de Trata y en plena ola polar se desreguló el precio de las garrafas.

Las consecuencias de la temeraria desfinanciación del INTI y el INTA se verán en un futuro cercano. Se intervino el Banco Nacional de Datos Genéticos para centralizarlo bajo jefatura de Gabinete lo que hace peligrar seriamente la recuperación de la identidad de centenares de nietos apropiados ilegalmente durante la dictadura. El desmantelamiento y el desfinanciamiento de la autonomía del Museo del Sitio Esma y del Archivo Nacional de la Memoria se suma, entre otras calamidades, a la desaparición de toda política existente contra la violencia de género.

Y además, las afrentas demoledoras contra la cultura, los barrios populares, los pueblos originarios y mil etcéteras.

Las facultades para cualquier cosa fueron delegadas por 183 diputados y senadores. Muchos de ellos le plantaron tres leyes al presidente ayer. Y mudaron de héroes a villanos. Definitivamente a las ratas originales. Muchos fueron los mismos que le regalaron las facultades en la Ley Bases y Punto de Partida para los Argentinos N° 27.742.

Mientras ya había dos millones cien mil chicos y adolescentes con hambre.

Pero ya se sabe que la humanidad no mueve amperímetros ni brújulas. Sólo suele molestar en las calles.

  1. Aportes del Tesoro Nacional ↩︎

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