Memorias del fuego

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Por Carlos del Frade

(APe).- El 6 de agosto se cumplieron dos años de la explosión del edificio de calle Salta 2141 en la ciudad de Rosario. La consecuencia fue la pérdida de la vida de veintidós personas. La causa, una larga cadena de desidias, corrupciones e impunidades.

Lo que sigue es el documento que leyeron los familiares y amigos de las víctimas después de recordarse con la sirena de los bomberos de Villa Gobernador Gálvez, a las 9.38, el momento de la explosión.

"Hoy se cumplen dos años de la evitable tragedia en la cual, en este mismo lugar, se derramó la sangre de muchas personas inocentes. Algunos resultaron heridos y veintidós de ellos, fueron brutalmente asesinados, sin siquiera la menor posibilidad de defenderse o prevenirse, sufriendo una muerte violenta e imprevisible que ninguno de nosotros desearía.

Este hecho vergonzoso de la historia rosarina, y de la historia nacional, fue perpetrado por una gavilla de personas inescrupulosas, sin el menor interés o cuidado por la vida ajena.

Comenzó a gestarse tiempo antes de la explosión, cuando la negligencia y la desidia de la autoridad nacional de aplicación (léase ENARGAS) y de la empresa prestadora del servicio público LITORAL GAS, hizo que no se cumplieran las normas mínimas de seguridad para la prestación de dicho servicio, permitiendo que nuestros familiares y amigos habitasen, literalmente, sobre un polvorín. Luego, los administradores del edificio, comparten esta responsabilidad al no buscar por sí mismos la seguridad de sus administrados, al escatimar esfuerzos de toda índole, contratando a personas no idóneas para la realización de tan delicado trabajo.

La cuestión es que, por el aberrante incumplimiento de los más mínimos deberes de cuidado de estas personas que se ganan la vida comerciando con explosivos y por la abominable cobardía de otros que, no supieron decir que no sabían y ante el escape de gas, simplemente salieron corriendo, dejando atrás y condenando a muchos seres humanos a la muerte, hace dos años que los familiares y amigos de los víctimas padecemos este lento tormento, que ellos sufrieron de una vez.

En este día, queremos recordarlos a ellos, a los fallecidos: sus recuerdos, sus voces, sus gestos están presentes día a día en nuestras mentes y en nuestros corazones; estamos aquí por ellos, para evitar que los sigan matando una y otra vez con la indiferencia, el olvido y la falta de justicia. Sin embargo, retumba en nuestros oídos el aullido de los chacales que se ciernen sobre esta tierra regada por la sangre de nuestros muertos. Es por eso que, este grupo de personas, que lo único que ven en nuestros seres queridos asesinados, es una detestable fuente de lucro, merecen también nuestra condenación. Nos referimos concretamente a los carroñeros de la compañía de seguros, que no pesan la sangre derramada como dolor y angustia, como pérdida perpetua e irreparable, sino como la vil moneda de su detestable negocio. Que pretenden echar a la justicia por tierra, cubrir con tierra la memoria de nuestros muertos, y con esa misma tierra, acallar nuestras voces. Es por esto, que vamos a seguir luchando y nunca renunciaremos a este terreno, que deseamos sea un lugar de memoria y respeto donde podremos trabajar junto a otros ciudadanos en la prevención y defendiendo la vida.

También queremos recordar a nuestros gobernantes, tanto a los que nos brindaron algún respaldo durante este doloroso proceso, como a los que nos dieron la espalda, la necesidad imperiosa de asumir un verdadero compromiso con el cambio en todos los factores que llevaron a este crimen social, para que esto no vuelva a suceder y estas veintidós muertes no hayan sido en vano. Que no sean hombres prevaricadores, que pretenden quedar bien con el pueblo y con las corporaciones. Les pedimos a nuestros jueces que no sean como lobos nocturnos, que no dejan hueso para la mañana, sino que miren a lo alto, y se den cuentan que corrompiendo el derecho y la justicia, con resoluciones de impunidad que absuelven una actitud criminal, están cauterizando la conciencia colectiva, trastornando cada vez más a nuestra sociedad, en la cual hasta el más elemental derecho a la vida está siendo menospreciado y pisoteado. Por eso clamamos: ¡Que corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo!

Concretamente peticionamos:
1- La intervención por parte del ENARGAS de la empresa LITORAL GAS y el cese de su contrato de concesión.
2- Auditoría pública para que todos los ciudadanos sepamos que pasó y cuál es el riesgo que corren nuestras vidas con el deficiente estado de las instalaciones y el servicio de gas y la prevalencia para esta empresa, del derecho adquirido sobre la seguridad.
3- Al Estado Provincial y al Municipio, que le exijan al Estado Nacional, puntualmente al Ministerio de Planificación, la pronta restitución del Directorio del Enargas, con la participación y representación que corresponde a los ciudadanos de esta provincia.
4- Que se revea la capacitación de los gasistas matriculados, que hasta el día de hoy no incluyen ninguna norma de seguridad.
5- Que se realicen campañas de concientización a la población en general, acerca de los peligros de este combustible, las instalaciones y su manipulación.
6- Que el Estado apoye la iniciativa de los usuarios, otorgando créditos accesibles para quienes quieren cambiar su instalación y no cuentan con los medios.
7- Y por último, ¡Que todos los responsables de esta masacre paguen con prisión efectiva! Además de los once procesados, hacemos responsables a la gerencia de Litoral gas. Los Señores: Conrado Bianchi, José María Gonzales y Ricardo Fraga. También hacemos responsables a los funcionarios políticos locales, provinciales y nacionales por la situación de desidia que antes y después sometieron a las víctimas y familiares de este crimen social", terminaron diciendo los familiares.

Edición: 2980


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