Hambreadores seriales

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Por Ignacio Pizzo (*)

  (APe).- La tiranía puede resurgir en superfluas metamorfosis, pero el rostro del hambre se apersona de frente ante nuestra infancia, sin eufemismos, sin caretas. Se impone con la idea del perdedor. Idea implantada con raigambre darwinista y malthusiana. Por eso la crítica a la riqueza en pocas manos parece una osadía inmoral para los que la poseen y para la porción poblacional que idolatra a los falsos reyes Midas.

Las dádivas estatales se diluyen en impúdicos precios de góndolas impiadosas. La lista de trámites para justificar la pobreza del pobre sigue su curso: para manotear un trabajo precario e insalubre, una asignación, una pensión, una jubilación, una tarjeta alimentaria o apenas un subsidio para colgarse del contrato social.

El 9 de noviembre del año 2004 se publicaba en APe, una nota titulada “Para una geografía del encierro”. Alberto Morlachetti y Miguel Semán delineaban en un párrafo: “Subsiste, en este afán de hacer confesar al pobre su “maldita” indigencia, un sedimento de añeja desconfianza, pero su finalidad última es la de obtener una clasificación de los menesterosos en propios y extraños, sanos o enfermos, inofensivos o peligrosos. Primitivo control de las disconformidades, censo de las tristezas, tomografía de lo marginal que permite evaluar a los gobernantes el gasto mínimo necesario, no para evitar muertes por carencia de alimentos, sino el estallido y la revuelta, el tumulto callejero que pueda alterar la calibrada injusticia del mercado y el orden público resguardado por custodios estatales o privados”.

El mundo se ha vuelto más desigual en ingresos y en riqueza durante los últimos 40 años, y la pandemia agudizó tal desigualdad. El dato surge del último Informe sobre desigualdad mundial 2022, elaborado por el World Inequality Lab (WIL), dirigido por el economista francés Thomas Piketty.

A nivel mundial, según el Informe de Oxfam sobre el impacto económico global en los 21 meses del coronavirus (al momento de escribir esta nota) entre los 10 súper ricos se encuentran Elon Musk (fabricante de los autos eléctricos Tesla), Jeff Bezos (propietario de Amazon), Bill Gates (fundador de Microsoft), Mark Zuckerberg (fundador de Facebook). Bezos, dado que la gente ha estado encerrada y hacía muchas de sus compras por Amazon, en los 21 meses de la pandemia ha aumentado su patrimonio en 81,5 mil millones de dólares. Según Oxfam, los 10 súper ricos poseen una riqueza superior a la del 40% de la población mundial. Esa riqueza creció en pandemia

Los privilegiados de este desastre, no ignoran su responsabilidad, “Prefiero pagar más impuestos y no terminar ahorcado”, dijo Morris Pearl, director de “Patriotic Millonaries” de los Estados Unidos. Pearl lidera a los 83 supermillonarios que consideran que para detener la actual devastación económica se debe revertir urgentemente el sistema tributario regresivo que se impuso en la década del ’80 con Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Es decir, ellos mismos piden pagar sus culpas con más impuestos, temiendo la rebeldía, la revuelta, la irrupción de los dueños de la nada para subvertir este iatrogénico formato hambreador. Los que a su vez se definen como “traidores de su clase” forman la asociación millonarios patrióticos porque temen morir ahorcados.

En Argentina, hay seis empresarios argentinos que quisieron jugar las grandes ligas. Lograron formar parte del "Forbes World's Billionaires List 2021" y siguen estando dentro del ranking del "The World's Real-time Billionaires" de Forbes (Millonarios del mundo en tiempo real). Es decir, entre los más ricos del mundo se encuentran seis argentinos. Se trata de Marcos Galperin, fundador y CEO de Mercado Libre; Paolo Rocca, CEO del grupo Techint (figura como italiano); Alejandro Bulgheroni, del grupo inversor en petróleo; Gregorio Pérez Companc; Alberto Roemmers, dueño de los laboratorios que llevan su apellido y Eduardo Eurnekian, de Aeropuertos Argentina 2000, entre otras compañías. Son aquellos que se muestran como ejemplo para nuestras generaciones venideras que creerán que exclusivamente con méritos, esfuerzos, inteligencia o talento basta.

Entre la lista de 50 millonarios se encuentran Julio Alfredo Fraomeni (Galeno), Eduardo Costantini (Consultario) , Juan Carlos y Sebastián Bagó , Javier Madanes Quintanilla (Aluar/FATE) , Mauricio Macri y familia, Máximo Cavazzani (Etermax) . También están en dicha nómina de los 50 millonarios argentinos de Forbes: Lionel Andrés Messi, Carlos Pedro Blaquier y familia (Ledesma), Alfredo Coto y familia (Coto), Alberto Pierri y familia (Telecentro), Jorge Horacio Brito (Banco Macro), Héctor Magnetto (Grupo Clarín).

De acuerdo con el libro Tierras SA, de los periodistas Andrés Klipphan y Daniel Enz, entre los grandes terratenientes argentinos hay extranjeros como Luciano Benetton y Joseph Lewis, pero también conocidas figuras locales. Entre ellos, “ex ministros de Economía, como Pedro Pou y Roque Fernández; ex gobernadores, como Ramón Puerta; estrellas del deporte, como Gabriel Batistuta y Manuel Ginóbili; y ricos-famosos, como Marcelo Tinelli y Huberto Roviralta”.

Nuestro imaginario colectivo pondera el ser laborioso y sacrificado de manera individual a tal punto que cualquier hijo de vecino puede ser rico, famoso o ambas cosas. El mérito por el mérito mismo, soslayando la idea de colectividad.
Decía Eloy Alfaro: (1842-1912) , prócer de Ecuador y dos veces presidente de ese país: “Los hombres indiferentes a la desventura de la nación, aunque sean privadamente laboriosos, son auxiliares inconscientes de la corrupción y desgracia de los pueblos".

No nos hemos animado a escrachar a los ostentadores y apropiadores, porque quizá los admiramos, soñamos tal vez con ocupar su podio. La columna vertebral lleva como médula al individualismo, expandido a través de nervios periféricos en cada rincón del territorio donde 7 de cada 10 niños lamen las gotas del derrame, 7 de cada 10 niños cruzan la línea de la pobreza.

Cada comedor comunitario, cada barriada, cada villa, adonde llega la onda expansiva del hambre, atentado terrorista si los hay, será un vientre, un útero que dará hijos, renovación de condición humana, que, con sus pies descalzos y sus manitos cansadas de secar lágrimas propias y maternas, serán mentores de los escraches, que rompan el cristal de la burbuja polarizada, allí donde se esconden sus verdugos.

(*) Médico generalista. Casa de los Niños Pelota de Trapo - Cesac N°8

Edición: 4086

 


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