Democracia cívico militar

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Por Alfredo Grande
Foto: Germán García Abrasti

(APe).- En el año 2013 publiqué me segundo libro en la Agencia de Noticias Pelota de Trapo. “El crimen de la Paz”. Con prólogo de Carlos del Frade, periodista rosarino que también es redactor de esta Agencia. La guerra es la tierra desde la cual fecundan los crímenes mas horrendos. Y la dictadura cívico militar empresarial clerical, incluso deportivo, fue una guerra. Sucia, como todas las guerras. Cruel, como todas las guerras. Despiadada, como todas las guerras. Y que generan heridas que el tiempo no las cura, sino que las agrava. Siguen sangrando por toda la eternidad. De diferentes maneras. No siempre la sangre es roja, no siempre la sangre es líquida, no siempre la sangre deja de sangrar. Quizá todas y todos los combatientes, las y los guerrilleros, padecen formas políticas y culturales de la hemofilia.
Esa sangre que no deja de sangrar, como la enfermedad que le atribuyeron al general gaucho Martín Miguel de Güemes. Militar y político argentino que cumplió una destacada actuación en la Guerra de Independencia de la Argentina. Durante seis años fue gobernador de Salta. Con muy escasos recursos libró una constante guerra de guerrilla, conocida como Guerra Gaucha, deteniendo seis invasiones del ejército español, conservando así el resto del actual territorio argentino libre de invasores realistas. Martín Miguel de Güemes fue el único general argentino caído en acción de guerra exterior.

De la guerra de guerrillas de Güemes a las guerrillas que guerrean en las décadas de los 60 y los 70. Los combatientes, los guerrilleros, los guerreros, mueren jóvenes. Quizá las víctimas sean los y las que de viejos mueren sin haber combatido jamás. Lo que el título de mi libro quiso poner en superficie es que en la paz también florecen los crímenes más horrendos. En la guerra de las dictaduras y en la paz de las democracias florecen crueldades que no siendo las mismas, tienen efectos muy parecidos.

“Más se perdió en la guerra” decían aquellos que habían sobrevivido a las guerras mundiales. “Más se perdió en la paz” dirán aquellos y aquellas que sobrevivan a décadas de gobernabilidad nacional, popular, liberal, retroprogresista y de fascismo de consorcio. Lo que la democracia se llevó empieza con el colapso de la profecía, porque no se comía, no se curaba, no se enseñaba.

Tampoco llegamos al primer mundo y la convertibilidad no llegó para quedarse. Tampoco el capitalismo serio sostuvo los derechos humanos.

La pueblada del 2001 fue entronizada como un disvalor y la amenaza para todas las formas de la institucionalidad. De la casa precaria al trabajo marginal. La casa cada vez más precaria que termina en una choza con piso de calle y techo de cielo. Un trabajo cada vez más marginal que termina en un cartoneo y en una caza de los tesoros del basural.

En diciembre 2021, la democracia, la paz de los poderosos, tendrá 38 años. Pero seguimos sosteniendo que la dictadura es el origen de todos nuestros males. Los demócratas se auto indultan como en su momento se auto indultaron los genocidas. Los más crueles captores que en nuestra tierra han sido. En 38 años todos los indicadores han empeorado, con la noble excepción de la nobleza financiera. Seguimos siendo pagadores seriales, y seguimos siendo endeudadores seriales. ¿Somos o son?

Hay grietas que son negocio, como dijo ante un desesperado periodista el actual secretario de seguridad de la provincia de buenos aires. Pero hay otras que son fundantes: gobernantes // gobernados; representantes // representados; funcionarios // trabajadores.

La democracia que supimos y nunca corregir profundizó esa grieta y hoy manda al hoyo al 45 % de la población. El 60 % de niños y niñas no sólo son pobres, han sido cruelmente empobrecidos. Violados en sus más elementales derechos. Eso que llaman necesidades básicas insatisfechas. El abuso sexual y el abuso político de les niñes también llegó para quedarse. Casi 38 años de democracia y los archivos de la dictadura, incluyendo desde el terrorismo de estado que algunos apenas conocen por su sigla Triple A, siguen blindados.

Maia, a la cual el Enacom en su campaña para que solo la letra entre exige llamar M, es un analizador histórico de los daños irreparables de esta democracia cívico militar. Nació en los finales del retroprogresismo nacional y popular y el comienzo del fascismo de consorcio liberal y reaccionario. Podría decir que Maia (lamento Enacom pero M es el nombre de una película de Peter Lorre sobre Drácula, así que no la llamaré de esa manera, además porque esa niña tiene derecho a ser nominada por su nombre, a menos que también le expropien su nombre que es la nada que le queda) Maia nace sin ningún pan bajo el brazo, pero con los pies en cada lado de la grieta –negocio. Esa es la captura de origen que duró toda su corta vida.

Hay otra captura, que duró tres días y que es funcional a la cultura represora. Ya hay indicadores de que culpabilizarán a la madre por su adicción al paco. Siempre poniendo los efectos como si fueran las causas. Otra de las modalidades cínicas y cobardes del auto indulto. Maia apareció...Y quizá para desaparecer nuevamente...Malditos sean los Estados. Y malditos sus demócratas gerenciadores. Cuya identidad auto percibida es de funcionarios. Que apenas son funcionales a los intereses que dicen combatir.

El prestigioso medico Medardo Ávila Vázquez escribe el 18 de Marzo del corriente : “los empresarios como Hugo Sigman, que cobraron un contrato del Estado para fabricar la vacuna de Oxford no cumplen el compromiso de entregar 25 millones de dosis a principios de marzo y ahora dicen que hasta mayo no se entregaran porque no pueden envasarlas ante la supuesta falta de envases para la vacunas, Argentina puede envasar esas vacunas, falta la decisión política, que no tiene el Ministerio de Salud porque la ministra Carla Vizzotti y su jefa de gabinete Sonia Tarragona son “empleadas” de Sigman y protegen su negocio en vez de cuidar la salud de los argentinos.

"Podemos y debemos incautar las vacunas que Sigman envía semanalmente a México (desde allí se distribuyen mundialmente) y envasarlas aquí. Son 24.000 litros de vacunas puras que han sido enviados en cuatro embarques. Con ellos se podrían generar más de 40 millones de dosis, las dosis de vacunas que los argentinos necesitamos AHORA”.

Las guerras comerciales también abarcan las industrias de las vacunas. Hace décadas se hizo muy popular una película argentina: “La cigarra no es un bicho”. Era el nombre de un hotel alojamiento, re bautizados como albergues transitorios por la moralina de un funcionario. Pues mal: El Covid no es un bicho. Es una declaración de guerra de las democracias capitalistas, y no solamente, a la denominada población excedentaria (aclaro que me di la vacuna y no soy terraplanista).

En esa población excedentaria está Maia, la madre de Maia, el captor de Maia y los que, con el eufemismo de los lobos con piel de demócrata, se los rotula estando en situación de calle. O sea: viven y mueren en la calle, lo que sin dudarlo es una espantosa situación. Hoy las organizaciones populares son la continuación de los combatientes contra las dictaduras por otros medios... Y son tan maltratadas como maltratadas son las personas que sostienen y que ayudan a una de las tantas formas del buen vivir.

La lucha contra estas democracias de la escasez y penuria planificada es una decisión ética y política.

Estas democracias cívico militares empresariales financieras deben ser combatidas. Y el 24 de marzo es una buena fecha para recordarlo.

Edición: 4284

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