Déficit cero y corazón de hielo

Arroz y hortalizas vencieron el 28 de febrero. 340 toneladas de leche en polvo vencerán el 7 de julio. Todo sin repartir. Mientras hay un setenta por ciento de la infancia en la pobreza. Los legisladores se suben su dieta. El presidente se regocija con la promesa de un veto. Y dice que él y sus ministros son los mejores de la historia. Un déficit cero en el lugar del corazón.

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Por Silvana Melo

(APe).- Y el presidente publica un león con motosierra que defiende una caja que contiene el déficit cero. Atacada por ratas. El presidente tiene esa caja en el lugar del corazón.

Hay cuarenta kilos de arroz y hortalizas que vencieron el 28 de febrero. Cuando en la Argentina ya había 25 millones de pobres. Y la indigencia había subido ocho puntos en tres meses. Es decir, la gente a la que no le basta para comer ni para alcanzar un techo donde soportar una noche helada lejos de la calle o al menos, una dignidad donde caerse muertos. Hay 340 mil kilos de leche en polvo que vencen el 7 de julio. El consumo de leche líquida bajó un 19,6 % en el primer trimestre de 2024. El de leche en polvo se derrumbó un 30,4 % si se lo compara con el mismo período del 2023. Y hay 340 toneladas de leche en polvo sin repartir que se vence. En un mes. Hay un setenta por ciento de la infancia en la pobreza. En los conurbanos más críticos apenas serán dos los chicos que zafan de saltearse comidas y de la pésima nutrición. Pobres de calcio, de hierro, de nutrientes que no llegan a los dientes, a los huesos, a los músculos, al cerebro. A la talla.

Y el presidente dice que sus ministros (el de Economía y la de Capital Humano) son los mejores de la historia. Y que él es el libertador más grande de la historia después de Moisés. Y que volcó sobre las cabezas de 46 millones el ajuste más grande la historia de la humanidad. Y lo celebra. Y que la si la gente no llegara a fin de mes se estaría muriendo en las calles. Y no se está muriendo en las calles. Dice el presidente. Y que la gente no va a ser tan idiota de andar muriéndose de hambre. Que algo va a hacer antes. Dice el presidente. Y no aclara qué.

No aclara qué.

Los diputados nacionales se aumentan la dieta en un 80%. Es que el costo de la vida ha subido mucho últimamente. Cinco millones van a ganar.

Será por eso que se compadecieron de la vejez argentina. Cuyo 65 % cobra la jubilación mínima. Es decir, 190.000 pesos más un bono que no aumenta desde diciembre. En total, 260 mil pesos.

Se compadecieron. Es decir, padecieron con ellos. Un ratito. Y aprobaron masivamente un cambio en la movilidad jubilatoria que beneficia modestamente a ese retazo poblacional que para el presidente es el símbolo palpable del déficit fiscal.

Y entonces el presidente publica un león con motosierra que defiende una caja que contiene el superavit. Atacada por ratas. El presidente tiene esa caja en el lugar del corazón.

Y todo ser vivo de este planeta efímero del sur del mundo –menos los empresarios, sus ministros, Elon Musk, Moisés, Aaron, el Jefe, los cinco perros y los argentinos de bien- forman parte del déficit fiscal.

Y el presidente ya tiene listo el veto.


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