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Por Carlos del Frade
(APE).- “Neuquén es confianza”, dice el portal oficial de la provincia que tiene un presupuesto de más de 2.700 millones de pesos y una población que apenas supera los 474 mil habitantes.
El gobernador de Neuquén quiere ser presidente de los argentinos, dicen carteles y pintadas en las paredes de las principales ciudades del país desde el año 2005 y por eso muestra sus logros a través de internet.
Anuncia que hay un proyecto de ferrocarril trasandino del sur, incentivos a la actividad forestal, créditos y aportes no reembolsables para modernización y desarrollo tecnológico, una campaña para el uso racional del agua, el operativo nieve destinado a los turistas a los que también les habla del esquí y estimula jornadas sobre producción, educación y trabajo.
Las páginas del llamado Instituto de Seguridad Social del Neuquén son presentadas con una invitación: “Dale un lugar a la prevención. Nosotros ya se lo dimos. Obras con sentido social”, termina diciendo el convite.
Sin embargo, los números oficiales aseguran que el 48 por ciento de la población, 213.118 historias de sueños, necesidades, amores, pasados y necesarios futuros igual que la de cualquiera, tan reales como la vida de cualquiera, no tienen ninguna cobertura social.
Ellos, los que integran ese número, no tienen confianza en Neuquén.
Porque suele pasar que el gobierno que quiere quedarse con el de la nación no ahorra esfuerzos para desterrar de la faz de aquella prodigiosa y rica tierra del sur a los que no pueden confiar porque están excluidos de las riquezas.
Raúl Pili tiene 48 años y se está recuperando de graves quemaduras que él mismo se produjo. Se incendió para que la policía no lo desalojara de su vivienda en la que vivía desde hace veinte años, dicen que en una calle pública. Pero hacía veinte años que estaba allí.
Fue en el barrio Don Bosco II y por orden de algún juez de la provincia, siempre sensible a las necesidades de los poderosos, siempre implacables contra los que poco y nada tienen. La justicia que funciona como red de pescadores invertida, pasan de largo los peces gordos y quedan atrapados los peces chicos. La justicia del sistema que da confianza en Neuquén.
A Pili lo fueron a buscar medio centenar de efectivos de fuerzas conjuntas, como se diría en la época de la noche carnívora, porque había policías, personal municipal y máquinas del ejército.
Se roció con nafta y se prendió fuego.
El parte médico indicó que Pili "tiene el cincuenta por ciento del cuerpo quemado y sufrió serias lesiones en el sistema respiratorio al inhalar calor" y que "su estado es muy delicado y permanece en terapia intensiva".
La crónica periodística marca los métodos utilizados por el gobierno que genera confianza: “uno de sus hijos de 26 años descargó su furia contra la policía. Subió a un pequeño camión y embistió a toda marcha contra el cordón de policías que cercó la casa durante el operativo. Una mujer que también habita la casa, al ver como los uniformados lo bajaban del vehículo y lo reducían sobre la calle, los atacó a golpes. Ambos fueron trasladados hacia la comisaría del barrio. Antes la policía hizo lo mismo con otros dos hijos del hombre y tres ocupantes más de la casa, todos de entre 19 y 23 años. A la tarde los seis fueron liberados y sólo al mayor se le inició una causa por ‘atentado’”, remarcaron las notas de los medios de comunicación.
Todo quedó reducido a escombros.
Así se avanza en la provincia de Neuquén, con un gobierno que da confianza.
Fuente de datos: Diario Río Negro 03-08-06
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