Como vidrio sobre las cabezas

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Por Silvana Melo

(APe).- Y la interna del peronismo estalla como una granada de vidrio molido sobre las cabezas de nuestros chicos. Es que los que gobernarán la provincia de Buenos Aires (uno u otros) están discutiendo sobre las drogas. Y arrojándose a la cara las piedras filosas del tráfico, los precursores para la elaboración, las cocinas de las barriadas y los laboratorios más sofisticados, la protección política y policial, el consumo en las clases dominantes, las declaraciones de delincuentes condenados, las carpetas de funcionarios y candidatos, los expedientes de yernos de otros candidatos y el terror de ignorar quién será el próximo porque, si hay algo que comparten entre quienes pueden gobernar la provincia de Buenos Aires, es la abundancia de solícitos muertos en sus placares.

 Y la interna del peronismo estalla como una granada de vidrio molido sobre las cabezas de nuestros chicos.

Porque a cinco días de una elección crucial para la sucesión del poder político, una serie de sujetos empoderados por su propia habilidad de empoderarse -o por su ausencia de escrúpulos y/o por su pragmatismo desesperante a la hora de subir las escalinatas hacia el pináculo, con rastros del enemigo en las suelas de sus zapatos- desnudan la interna del PJ con una herramienta del tercer milenio. Una herramienta letal cuando se la arroja, como dardo envenenado, al adversario: la irrupción de las drogas en el debate y en la financiación de la política, como arma para atomizar enemigos, para vindicta pública, para matar simbólica o literalmente, como elemento que subyace en una nueva delincuencia surgida en los últimos veinte años, sin código ni límites. Con una violencia inusitada y una crueldad que la hace más perturbadora que multiplicada.

Y cae, la interna del PJ, como una granada de vidrio molido sobre las cabezas de los pibes de las barriadas, de las esquinas, de las villas hacinadas. Porque en el debate falaz de los últimos cinco días antes de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (que nadie, dentro del eufemismo colectivo de la gente, sabe muy bien para qué sirven y por qué tiene que ir a votar dos, tres, cuatro veces a pesar del ínfimo poder de decisión que le es concedido) aparecen las drogas para arrojárselas en las caras y en los prontuarios. Mientras todos (todos) pierden de vista que se está hablando del mayor disciplinador y aniquilador social de la historia reciente; el más eficiente eliminador de desechos sociales, fundamentalmente cuando el descarte ronda una tempranísima juventud.

Todos debaten sobre drogas porque es el negocio más rentable, la herramienta más a mano para la financiación de lo que sea, con una ilegalidad que no preocupa a sus usuarios porque se tiende a la construcción de un estado paralelo o de un estado enquistado dentro del otro donde las fronteras de la ley y de la no ley son difusas. Muy difusas. Y se discute la permeabilidad política (o la complicidad) para importar precursores utilizados en drogas de diseño (efedrina y éxtasis, por ejemplo), por grandes empresarios con domicilio en populosas villas y asentamientos donde ingresan con autos carísimos para demostrar quién manda en el territorio. Para quienes trabajan mulas, dealers, transas, soldaditos, familias de soldaditos que se salvan con dinero fácil, (tanto esfuerzo que cuesta ganar el difícil), cocineras de pizzas y paco en la cocina de casa, policías, punteros. Y mucha, mucha muerte dando vueltas, con mucho trabajo por hacer. Más allá de las ejecuciones en el terreno del escarmiento (triple crimen de General Rodríguez y etc), la muerte está muy ocupada desde hace tiempo atrapando niños infantería de los transas, niños estragados por la pasta base que les reduce el cerebro y les hilacha los pulmones, niños eliminados por la policía cuando dejan de ser eficientes, porque se niegan a robar para la gorra (esa corona de los reinos oscuros), niños fabricados de a ramilletes en los hogares más mortificados por el sistema. A los que se debe corregir y/o suprimir de la planilla de los autorizados a crecer.

El jefe de Gabinete y pre candidato a gobernador, el presidente de la cámara de Diputados y su pre candidato a vicegobernador, a la vez intendente de La Matanza, discuten sobre drogas. Es decir, se acusan de ser cómplices del tráfico, de consumir, de abrir las puertas para la importación indiscriminada de los precursores (de uno de ellos en particular, que en pequeñas dosis sirve para la elaboración de descongestivos); se acusan y se abre la caja y quien la abre no es Pandora sino el monstruo impredecible de la interna del PJ. Y la muerte, cuando sale de parranda, se lleva a los más vulnerables. A los desempoderados, a los abandonados, a los que no tienen quién los oculte en una casa ni una firma que les evite la cárcel ni un indulto que les estorbe la condena.

Los chicos de los barrios, la morenidad de este mundo, los de piel mate y ojos chinos, los que se calzan piercing y se quitan cejas, los que se calzan gorra con visera para atrás o buzo con capucha, son los daños colaterales de esta guerra. Donde los propietarios discuten sobre las drogas y los jóvenes las consumen.
Y nadie se molestará en levantar la hipoteca que cuelga sobre el futuro. Tan rudimentario desde sus cimientos.

Edición: 2972


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