Más resultados
Por Carlos del Frade
(APE).- Los ricos en la Argentina ganan veintinueve veces más que los habitantes del subsuelo. Una brecha honda, larga y que a pesar de los anuncios del oficialismo se profundiza. Fosa económica y social que se devora a la política y sus actores.
Concentración de riquezas que también significa resignación de la política como herramienta de transformación y su triste rol de bombero mal equipado que intenta apagar los incendios que provoca la impunidad de los dueños del dinero.
Moreno, viejo prócer liberal vaciado de contenido por esos mismos falsificadores de la historia oficial, fue asesinado por su idea de generar un Estado que vaya en contra de las grandes riquezas que son perjudiciales al nuevo país que iba surgiendo.
Belgrano, otro bronce que sirvió para ocultar su pasión revolucionaria, fue condenado a morir en la pobreza y en silencio porque toda su vida fue luchar por la distribución de las riquezas.
San Martín, supremo desconocido en sus acciones de gobierno en Cuyo, Chile y Perú, pagó con el exilio sus medidas de repartir tierras entre los pueblos originarios, expropiar el diezmo a la iglesia, emitir un decreto que prohibía pagar cualquier deuda externa hasta tanto no haya respuestas a las deudas internas y crear un ejército latinoamericano en operaciones en contra de las relaciones carnales que se querían mantener con el imperio del siglo diecinueve, Gran Bretaña.
El resultado de tanta mentira explica la supuesta naturalización de la riqueza.
Y su contrapartida, la naturalización de la pobreza. “Pobres habrá siempre”, decía un presidente dos veces votado por el pueblo argentino.
Es natural, según esta enseñanza histórica, que los ricos sean cada vez más poderosos y que los pobres, entonces, cada vez sean más pobres.
Pero no es una cuestión natural. Se trata de la política. De lo que deja hacer un Estado que sigue siendo cómplice de los más poderosos en lugar de ser solidario con los saqueados, con los robados, con los desesperados.
Si la cifra del crecimiento de la brecha entre los que más tienen y los que nada poseen produce indignación, ciertos números que denuncian el cotidiano vivir de las grandes empresas radicadas en Argentina promueven sentimientos de obscenidad e inmoralidad.
La revista “Mercado”, especialista en temas económicos y empresariales desde hace décadas, acaba de publicar -como es habitual- el ranking de las mil firmas que más venden en el país.
Haciendo un simple cálculo matemático que consiste en dividir los montos anuales de sus ventas por 360, luego por 24 y después por 60, se arriba a la cifra del dinero que venden por minuto.
De tal forma, Techint factura más de 40 mil pesos cada sesenta segundos; Cargill, más de 20 mil pesos por minuto; Petrobras, más de veinte mil pesos cada sesenta segundos y Bunge, más de diez mil pesos en ese breve lapso.
Cifras reales, realidad inmoral.
Es en estos números donde se comprueba la impunidad del dinero y la falsificación de la historia en el presente. En donde se verifica un Estado que consiente la concentración de riquezas y que poco hace por lograr una Argentina distinta. Un Estado que sigue matando a Moreno, Belgrano y San Martín.
Fuentes de datos: Diario Página/12 04-07-06 / Revista “Mercado” Junio de 2006
Suscribite al boletín semanal de la Agencia.
Fundación Pelota de Trapo nació hace décadas para abrigar de las múltiples intemperies a niñas y niños atravesados por diferentes historias de vulnerabilidad social.
Agencia Pelota de Trapo instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte