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Por Néstor Sappietro
(APe).- El grotesco tiene en nuestro país un espacio que no deja de asombrarnos.
Uno, ingenuamente, cree que el absurdo en algún momento puede encontrar un límite.
Uno siempre cree en la victoria final del sentido común...
Pero no, siempre aparece algún hecho que supera lo imaginable.
La noticia llega desde la provincia de Entre Ríos.
“Seis chicos de entre 7 y 12 años fueron detenidos después que robaran tizas, borradores y otros elementos de la Escuela República de Chile de Paraná. El hecho fue denunciado por los responsables del establecimiento que estaban dictando talleres y los niños fueron trasladados a la División Minoridad de la Policía de Entre Ríos”.
Según detalla la información, el accionar policial fue rápido y eficiente.
“Luego de realizar algunas pesquisas, los efectivos policiales arrestaron a los seis menores”.
El grotesco como hecho artístico se desarrolla en la delgada línea que separa lo real de lo irreal.
Usted se ríe y en el mismo segundo se pregunta si esa risa no debería ser un llanto.
El grotesco destruye la lógica de risa y llanto que tienen la comedia y el drama, y los fusiona en un mismo espacio.
Eso es lo que suele suceder con nuestra realidad.
El accionar policial para rastrear borradores y tizas tiene cierta gracia. El arresto de pibes con edades que van de 7 a 12 años por llevarse unas tizas y borradores, provoca tristeza y bronca.
Todo ocurre al mismo tiempo, como en el grotesco...
La gracia, la indignación, la bronca.
Pesquisas para encontrar tizas y borradores.
Fuerzas policiales destinadas a descubrir a una “peligrosa banda” integrada por pibes de entre 7 y 12 años para trasladarlas a la División Minoridad.
La información también menciona el robo de otros elementos.
¿Cuáles serán esos otros elementos?
¿Papel glasé? ¿Mapas? ¿Ceritas?
Estamos en el reino del grotesco.
Esto sucede en el mismo país al que le robaron cada una de sus empresas, sus trenes, su petróleo, su minería... Un país despojado a futuro de sus recursos naturales.
Sucede en el mismo país que aumentó en los últimos años su deserción escolar en la misma proporción que aumentó la pobreza.
El país que nunca se enteró de los años de bonanza.
Sucede en el mismo país que le roba el mañana a miles de pibes.
Sin embargo, las pesquisas para encontrar a los autores de tanto robo no han sido tan eficaces. Es más, todavía no empezaron.
Es probable que aparezcan nuevas pesquisas.
Las fuerzas policiales en el reino del grotesco son capaces de doblegar su esfuerzo para rastrear borradores, tizas, y por las dudas, pizarrones.
No vaya a ser que todos los pibes que quedaron sin abrigo, sin escuela, sin comida; se estén organizando para borrar este presente que los condena por las dudas.
No vaya a ser que el robo de las tizas esconda el deseo de tener con qué dibujar un futuro digno, una ilusión, un sueño.
Fuente de datos:
Semanario Análisis de la Actualidad - Entre Ríos 09-05-09
Edición: 1914
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