Blanco sobre negro

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Por Sandra Russo

(APE).- En el tercer trimestre del año pasado, según datos del INDEC difundidos la semana pasada, cada integrante de las familias del 10 por ciento más rico de la población total de la Argentina tuvo ingresos 34,2 veces superiores al 10 por ciento más pobre. Punto.

 

Además de ser por sí mismo un dato escalofriante, por cuanto devela en blanco sobre negro el colchón de inequidad sobre el que descansa el sistema, es todavía más impresionante leído en contexto: es que la brecha entre ricos y pobres volvió a ampliarse, toda vez que en el lapso que fue de 2001 al segundo trimestre de 2005, esa distancia se había ubicado entre 25 y 30 veces más.

Sucede entonces lo mismo cuando se miden los ingresos del 20 por ciento más rico y el 20 por ciento más pobre: la brecha actualmente es de 15,3 veces, mientras en los años inmediatamente anteriores era de 12 y 14.

Los datos del INDEC incluyen a todas las personas que tienen algún ingreso: en blanco, en negro, jubilados, rentistas y también a aquellos que reciben un plan asistencial. Se miden, en total, unos veinte millones de personas. Si bien este criterio de medición ha sido criticado cuando de lo que se trata es de medir desempleo, ya que se consideran empleadas las personas que cobran $150 mensuales por los planes asistenciales, en esta medición ese mismo criterio pone en evidencia el abismo que se abre entre ricos y pobres, y no sólo eso: indica que esa brecha, que podía explicarse o pretextarse en los años de crisis, ha aumentado en los últimos meses, que fueron de crecimiento sostenido.

Las cifras marcan que la distribución de los ingresos empeoró en la década del 90, se agudizó durante la crisis 2001-2002, y se amplificó últimamente. Algunos sectores puntuales de la clase media repuntaron y mejoraron sus ingresos (por caso, los empleados bancarios), pero los sectores más pobres bajaron un escalón más. En promedio, el ingreso del 10 por ciento más pobre se mantuvo en 106 pesos por persona, sin cambios en los últimos tres meses, mientras el 10 por ciento más rico incrementó sus ingresos de 2.630 pesos a 3.268 pesos por persona: implica un 24 por ciento más.

Lo que develan estos datos ya ha sido dicho, pero la información refuerza la percepción de que todavía el hueso de la inequidad no sólo no ha sido roído ni tocado, sino que los pilares del sistema que hace ricos a los ricos y pobres a los pobres siguen sólidos, firmes, y soportando con cierto cinismo este presunto “giro a la izquierda” argentino.

Fuente de datos: Diario Clarín 09-02-06 y 20-02-06


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