Atrapados sin salida

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Por Sandra Russo

(APE).- El presupuesto es de 700.000 pesos. Está destinado a un nuevo y riguroso cierre perimetral y a la instalación de torretas de vigilancia en el Centro de Orientación Socio Educativo (COSE), de Mendoza, que aloja en la actualidad a una población de entre 170 y 230 menores de edad. Esa población excede la capacidad real del instituto, que tampoco cuenta con medidas de protección adecuadas. Pero el presupuesto de 700.000 pesos estará destinado al cierre perimetral y a las torretas.

 

Los sobres con antecedentes y ofertas económicas ya fueron abiertos: se presentaron las empresas Muñoz y Asociados, Wynne Industrial y Cacsa. La que resulte favorecida deberá abocarse a colocar 600 metros lineales de alambre tejido de cuatro metros y medio de altura, y un coronamiento de 50 centímetros de alambre de púas. Sostendrán los alambres con postes estructurales y accesorios galvanizados que garanticen la fijación, rigidez y preservación del cierre perimetral. Una vez que esté terminado, el instituto contará con dos anillos de seguridad y entre ambos, harán sus rondas los agentes penitenciarios.

En cuanto a las torretas, serán tres: en la actualidad no existen, de modo que el sistema de vigilancia se renovará y aceitará. Para ellas hay destinados unos 250.000 pesos. Tendrán 30 metros cuadrados cubiertos y serán construidas con cemento. “Permitirán mayor nivel de visión, cuando hoy no se tiene”, aclaró Carlos Santilli, titular de la Subsecretaría de Infraestructura provincial.

Como se ve, un despliegue considerable, un esfuerzo presupuestario notable, una cantidad de precisiones técnicas dirigidas a tranquilizar a la población de la zona, que según reza la información está cansada de leer en los diarios que “se fugaron del COSE doce menores de extrema peligrosidad” o cosas similares. Esa población necesita que la tranquilicen porque está domesticada por las voces que demonizan a los menores pobres, que borran sus historias, que toman de ellos sólo lo que les sirve para construir, con sus caras oscuras y sus malos hábitos, el demonio que toda sociedad parece pedir, y encuentra.

Para evitar fugas, es que los funcionarios han dispuesto estas medidas que convertirán al instituto en una ratonera de película, en la que seguirán internando menores, hacinándolos, condenándolos sin condena, deshaciéndoles las mentes y los cuerpos. Una cárcel de máxima seguridad para chicos atrapados sin salida.

Fuente de datos: Diario Los Andes - Mendoza 05-08-05


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