Ar Zinc y los 200 años

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Por Carlos del Frade

(APe).- El dirigente sindical, curtido en decenas y decenas de peleas durante más de cuatro décadas, recibió un llamado telefónico en la tarde del jueves, mientras esperaba el inicio de la audiencia donde le dirían los representantes de la empresa multinacional qué sería del futuro de más de cuatrocientos trabajadores de la hoy llamada Ar Zinc, la vieja Sulfacid, productora de ácido sulfúrico y zin electrolítico, ubicada en Fray Luis Beltrán, a veinte minutos del centro rosarino hacia el norte, antes de llegar a San Lorenzo, donde San Martín iniciara su campaña libertadora.

Del otro lado de la línea estaba Daniel Funes de Rioja, uno de los más conocidos abogados empresariales de la Argentina, siempre vocero de intereses privilegiados en el país que alguna vez gozara de los derechos laborales más importantes de América. Le dijo que la empresa había decidido cerrar. El profesional estaba en algún lugar del imperio, de Estados Unidos. En el acta que luego sería rubricada en el ministerio de Trabajo de la Nación, no diría cierre, aparecería el extraño verbo “discontinuar”.

Cuando el gremialista preguntó de dónde habían tomado la decisión, la respuesta fue “desde Suiza”. El abogado, entonces, desde Estados Unidos, comunicaba por teléfono la condena impuesta desde Suiza, el corazón de la Europa bancaria.

En la asamblea que se hizo un día después, mientras llovía con rabia en estos atribulados arrabales del mundo que siempre suelen ser las geografías del sur santafesino, padres e hijos, obreros de la vieja Sulfacid, de la hoy Ar Zinc, estaban cargados de dolor, bronca e impotencia.

Las caras curtidas por los años de producción en una empresa siempre denunciada por contaminante hacia adentro y fuera de los galpones, no podían arrugarse por el llanto que brotaba de sus ojos.

La intendenta de la ciudad, Liliana Canut, por otro lado, estaba desesperada porque el no cobro de los impuestos a la firma representa una cuarta parte menos de los ingresos mensuales por lo que se hará muy difícil el pago de los salarios municipales.

Mientras en estos días el conjunto de los trabajadores de la zona impulsarán un paro regional que busque afectar las exportaciones que salen por estos muelles que concentran casi el 80 por ciento de los cereales y derivados que viajan hacia otros rincones del orbe, los intereses minoritarios que se manejan telefónicamente desde Suiza, derivan en Estados Unidos y terminan en Fray Luis Beltrán, ya habrán decidido cómo continuar con sus negocios que parecen siempre invictos.

Ar Zinc forma parte del grupo minero multinacional Glencore, “uno de los nuevos jugadores del trading granario, junto con Noble, en un mercado donde operan centenarias casas como Dreyfus, Bunge o Cargill. Fundada en 1974, Glencore tiene su asiento en Suiza, aunque en su origen se vincula con la iniciativa del magnate norteamericano Marc Rich. A escala global opera en tres grandes negocios: energía, metales y commodities agrícolas. En el ejercicio 2009 esto le reportó ingresos por u$s106.400 millones, cifra impactante pero inferior a los u$s152.236 millones que facturó en 2008 durante el boom de precios de las materias primas. En lo que respecta a la Argentina, Glencore es un jugador destacado debido al control que tiene de Grupo Moreno, una tradicional firma de la industria oleaginosa que adquirió en los 90, más precisamente en 1997”, decía una nota periodística de febrero de 2011. Además posee el 50 por ciento de Minera Alumbrera, la misma que va secando Catamarca desde 1997 y que ya selló la suerte del territorio para el año 2018. La Minera saca sus metales por el puerto privado de Terminal 6, en Puerto San Martín, a menos de quince kilómetros de Ar Zinc.

La vieja Sulfacid, la actual Ar Zinc, muestra números de felicidad aunque dicen lo contrario y por eso apuran y justifican el cierre. Según los balances publicados en 2015 a través de las revistas económicas “Mercado” y “Prensa Económica”, la firma, desde Fray Luis Beltrán, facturó por 718 millones de pesos durante el ejercicio, es decir casi dos millones de pesos diarios, 1.385 pesos por minuto. Sin embargo, argumentan, los números no dan y, por lo tanto, 410 trabajadores quedarán en la calle.

El poder político, tanto nacional como provincial, parecen impotentes ante la impunidad de la minera extranjera.

Una nueva demostración en el año que se cumplen los 200 años de la declaración de la independencia de lo lejos que está la Argentina de ser una Nación soberana.

Los trabajadores de Ar Zinc dan cuenta de ello.

Edición: 3113

Fuentes: Entrevistas propias del autor de la nota; Infocampo, febrero de 2011; revistas “Mercado” y “Prensa Económica”, números especiales de las mil firmas que más venden, año 2015 y sitios oficiales en las páginas web de Minera Alumbrera, Glencore y Ar Zinc.

 


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